Capitulo III: Una invitación para mi angyal

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En un ensueño de amor le vi a mi lado.

- ¿Qué es lo que se marchita sin perder los colores en este vano mundo, si no es la flor que hay dentro del corazón humano? – dijo con su voz armónica.

- ¿Que has dicho? – pregunte yo.

- Es parte de un poema que recitaba mi madre – explico – Era una mujer que no creía en el amor, ni siquiera amaba a sus propios hijos.

- ¿Cómo puedes decir eso? Una madre siempre ama a sus hijos.

- Eres tan inocente, mi angyal – acaricio mi mejilla.

- Pero tú no eres como ella – tome su mano para que no la apartara de allí cerrando los ojos.

- ¿Cómo puedes saber eso?

- Porque tú me amas a mí – sonreí y lo mire a los ojos – Lo sé, porque si no fuera por ti no estaría aquí, porque te amo más que a nada en este mundo.

Desperté de aquel breve sueño, cuando veo a quien amo, efímeras y vagas visiones en la noche son lo que me sostiene a la realidad.

Tarde en procesar que ese tiempo había sido recordado mediante un sueño. De haber sabido que era un sueño, nunca me hubiera despertado.

No recuerdo mucho de lo sucedido la pasada noche, David Koszka me había proclamado como suyo y yo le había proclamado como mío.

Recordaba a la perfección que el duque no es humano sino... un vampiro.

Mi vampyr.

Me senté en la cama ya un poco más despierto, procedí a tocar levemente mis labios, también recordaba ese beso que hacía que mi cuerpo ardiera de emoción.

Me estremecí.

Pensé que ya era hora de levantarme de la cama, suponía que aún no eran pasadas las ocho de la mañana, pues Sebastián siempre viene a despertarme para el desayuno.

Tocaron la gran puerta de mi habitación y escuché una voz familiar.

Seguido entro el mayordomo.

- Señor Andrei – hablo Sebastián – Es hora de... Oh, ya despertó – dijo con asombro al verme.

- ¿Por qué tanta sorpresa? – pregunte soltando una risa burlona.

- Es que usted nunca se despierta por sí solo, siempre ha sido necesario que alguien le despierte por las mañanas – se dirigió a la ventana y abrió las cortinas de par en par.

Fruncí el ceño y volteé el rostro a otro lado a causa de la luz que irradiaba el sol.

- ¿Le ha sucedido algo bueno para que ocurriera tal suceso?

- Exageras, Sebastián – dije estirándome un poco – Solo me he despertado un poco antes de lo normal pero no lo ocultare, me ha sucedido algo inimaginable – sonreí – Algo maravilloso.

- Me alegra que se encuentre bien hoy, espero siga así el resto del día.

En ese momento entraron tres sirvientas: una con un bol de agua, la segunda con una toalla en manos y la otra con la vestimenta que me pondría el día de hoy.

Después de asearme, como todas las mañanas, me vestí con las prendas que habían seleccionado para mí.

- Sus padres y hermanas estarán en breve en el comedor – me informo el mayordomo.

- De acuerdo, dentro de poco iré – hice un ademan con la mano para que me dejaran solo.

Desde hacía rato ya que tenía curiosidad sobre algo que había visto, cosa que con seguridad ninguna de las personas anteriores colocaron allí.

Angyal & Vampyr (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora