El Cáliz de Fuego se alzaba imponente frente a los centenares de alumnos expectantes, iluminando con sus llamas azules la enorme sala.
- Lo que ocurrió en el pasado, fue una gran tragedia, y todos sufrimos los estragos que la guerra dejó a su paso. - Comenzó Minerva McGonagall con tono solemne. Todo El Gran Salón escuchaba atento las palabras de la directora, sintiendo el peso del discurso en los mismos huesos. - Pero hemos decidido que es hora de dejar atrás el horror y la violencia, uniéndonos en hermandad para revivir una de las tradiciones más antiguas de nuestras escuelas, El Torneo de los Tres Magos. Ante vosotros, tenéis el Cáliz de fuego, el juez imparcial por el que han pasado los nombres de todos aquellos que os precedieron, incluyendo al joven Cedric Diggory, que perdió la vida injustamente en la última celebración de esta competición. Y, ahora, con su recuerdo presente, lo retomamos donde él lo dejó, dando gracias por estos tiempos de paz en los que tenemos la suerte de vivir. - Derek observó cómo algunos estudiantes de Hogwarts agachaban la cabeza con pesadumbre. Él no vivió el conflicto, apenas tenía tres años cuando la guerra se desencadenó, y el foco de la batalla se centró en Escocia, en el mismo suelo que él ahora pisaba con indiferencia. Sus padres se desentendieron, no posicionándose en ningún bando, pero sabía que muchos padres de esos chicos habían luchado en la guerra, algunos perdiendo la vida en la batalla, o siendo encarcelados por pertenecer al bando equivocado. Esa era una herida abierta en los corazones de todos los estudiantes de aquella escuela, y Derek apenas podía comprender cómo de profunda era. - Ahora, uno a uno, todos aquellos que quieran participar y tengan la edad suficiente para hacerlo, escribirán sus nombres en un trozo de pergamino y lo lanzarán a las llamas del cáliz. Mucha suerte a todos.
Y, en cuanto se hubo sentado, se alzaron los murmullos excitados de los adolescentes. Poco a poco, los candidatos de Hogwarts se sucedieron, siendo vitoreados unánimemente por todos sus compañeros. Derek se percató de que, cuando llegó el turno de un chico moreno de mandíbula marcada, los vítores se hicieron más escandalosos.
- ¡Danny, Danny, Danny!
Así que, el favorito de Hogwarts se llamaba Danny.
Luego fue el turno de las francesas, que se animaban entre ellas con rápidos aplausos y discretas aclamaciones. Y, por último, le tocó a Durmstrang. Derek observó a sus petulantes compañeros pavonearse hacia la copa antes de lanzar su nombre dentro, Aiden incluso guiñó un ojo al volverse para reunirse con ellos de nuevo, arrancando fuertes aplausos de los espectadores. Derek solo rodó los ojos ante la exhibición de prepotencia de su escuela. Pero llegó su turno, y él mismo se encontró caminando hacia el instrumento, sintiendo cientos de miradas clavadas en su espalda como aguijones.
- ¡Hale, Hale, Hale! - Sus compañeros coreaban, pero apenas era consciente. Una pequeña parte de él, muy recóndita en su interior, deseaba que el cáliz se tragara para siempre aquel pedazo de pergamino.
Cuando todos los candidatos hubieron lanzado su nombre al cáliz, un pesado silencio cayó sobre la sala, toda la atención fija en la copa, que no tardó mucho en avivar las llamas de su interior. Fogonazos azules parpadeaban en el salón, haciendo que los estudiantes retrocedieran un par de pasos y, entonces, el primer trozo de papel chamuscado salió disparado.
McGonagall lo atrapó al vuelo con un rápido y firme movimiento de brazo, y lo abrió con parsimonia, disfrutando levemente de la impaciencia de sus alumnos.
- Brigitte Coté. - Anunció finalmente la directora.
Los aplausos no se hicieron esperar mientras una joven castaña, pletórica hacía elegantes reverencias sujetando la falda de su elegante uniforme azul. Pero pronto las celebraciones se apagaron, cuando el cáliz lanzó otro papel.
- Danny Mahealani.
Esta vez, la euforia ensordeció a Derek. Decenas de alumnos se acercaron al moreno para abrazarle o darle la mano, algunos incluso saltaban sobre él en medio de toda la emoción.
La tensión volvió al ambiente y, sobretodo, al cuerpo de Derek cuando el objeto en llamas lanzó un nuevo fogonazo. Antes siquiera de que McGonagall hubiera terminado de abrirlo, sintió la mano de Isaac sobre su hombro derecho. Tragó saliva y apretó los puños.
- Derek Hale.
No fue una sorpresa, de verdad que no. Pero no pudo evitar que su corazón se saltara un latido al escuchar a la maga pronunciar su nombre. No podía oír los gritos a su alrededor, porque sus oídos pitaban, y solo podía enfocar la vista en Peter, que aplaudía henchido de orgullo. Fingió indiferencia, como siempre hacía, incluso se forzó a mostrar una leve sonrisa, para no desilusionar a sus compañeros.
- Enhorabuena - Ni siquiera conocía al chico que le estaba felicitando, pero parecía que, por un momento, la rivalidad entre casas había desaparecido, y todos le animaban a él. Porque ahora no había nada más importante que derrotar a las otras escuelas para demostrar la superioridad de su instituto.
- ¡Ya tenemos a nuestros campeones! - Anunció McGonagall, y el bullicio se elevó, si es que eso era posible. - Mañana, se reunirán para conocer los detalles de su primera prueba. Les deseo mucha suerte.
Y, después de un breve discurso y de que la directora diera la orden, El Gran Comedor comenzó a vaciarse. Peter llegó corriendo junto a él y lo abrazó estrechamente.
- ¡Lo sabía, Derek, lo sabía! Ganarás el torneo y ensalzarás el nombre de nuestra escuela, demostrando que Durmstrang es superior en todo.
- Estás adelantando acontecimientos.
Le ignoró con un ademán de la mano.
- Tonterías, tonterías. Arrasarás en las pruebas, y yo estaré allí para ayudarte. - Y, sin decir nada más, Peter se retiró, haciendo que todos sus alumnos lo siguieran de nuevo al barco donde se hospedarían.
Derek suspiró, convencido de que no habría manera de hacer entrar en razón a su tío, y los siguió. Estaba realmente cansado. Aquella sería una experiencia interesante, sin duda.
ESTÁS LEYENDO
Imprescindible
FanfictionHan pasado años desde que el último de los mortífagos fue encerrado, pero la comunidad mágica aún está intentando volver a la normalidad. Quizá una nueva edición de El Torneo de los Tres Magos sea lo que necesiten para cerrar por fin esa herida abie...