La noche anterior a la prueba, Derek no soñó con criaturas terroríficas, sino con unos penetrantes ojos castaños y unos húmedos labios que le sonreían con burla. Se despertó agitado en la madrugada, y ya no pudo volver a conciliar el sueño.
El ruido en las gradas era ensordecedor, casi tanto como el del corazón de Derek, que retumbaba con fuerza en su pecho. Las normas de aquella primera prueba eran sencillas: Debían entrar a la arena y recoger los huevos dorados que estarían sobre la roca más alta, después, tendrían que hacer sonar la campana que estaba al otro lado de la pista. El primero en hacerla sonar, sería el ganador y, por el contrario, el último en coger su huevo, perdería. Habría sido sencillo, si no fuera por la descomunal bestia de más de dos metros que custodiaba el terreno.
Todos los presentes ahogaron un grito cuando vieron aparecer a la quimera entre las rocas del coso, rugiendo y enseñando los afilados dientes. Los espectadores estarían protegidos por un hechizo de contención, pero los campeones estaban a punto de enfrentarse a aquella criatura cara a cara. Derek echó un vistazo a sus compañeros de torneo. Danny no paraba de mover las manos con nerviosismo, mirando de un lado para otro, como si intentara encontrar una manera de escapar de allí. Brigitte no estaba mucho mejor. Por su rostro pálido y aterrado, Derek dedujo que sabía perfectamente la magnitud de a lo que estaba a punto de enfrentarse. Quizá Stiles sí fue a advertirle.
Echó un rápido vistazo a las gradas, topándose con la mirada preocupada de Isaac. A su lado, Ethan y Aiden parecían no poder estarse quietos en sus asientos. También vio a los chicos de Hogwarts sentados junto a sus amigos. Se obligó a apartar la mirada cuando topó con los serios ojos de Stiles. Y el juego comenzó.
Cuando dieron el aviso, el público estalló en aplausos, que se convirtieron en ovaciones en cuanto los campeones pusieron un pie sobre la superficie rocosa artificial. Cada uno caminó hacia a un punto diferente de la circunferencia, dispersándose, escondiéndose tras las rocas, analizando la situación. Justo en el centro del terreno, se alzaba un pedrusco, en cuya cima refulgían los huevos. La campana brillaba imponente justo en la dirección contraria. Aquel brillo parecía burlarse de ellos, recordarles lo difícil que sería alcanzar la meta. El primero que lo hiciera, ganaría aquella prueba.
De repente, un rugido congeló el aliento en los pulmones de Derek. La quimera estaba a dos metros de su posición, y jamás imaginó que pudiera ser tan terrorífica. Su tamaño era descomunal y con las afiladas garras abría surcos en la arenilla. El cuerpo musculado y lleno de marcadas venas, las dos cabezas barriendo cada ángulo del terreno. La serpiente en su cola se mecía lentamente en el aire, silbando amenazante. Por el rabillo del ojo, pudo ver a Danny deslizarse entre las rocas. Derek sonrió sabiendo qué iba a pasar, el gryffindor sería un sacrificio involuntario. El hawaiano se movió lentamente, llevando en una de sus manos una especie de escudo metálico que acababa de invocar. Se deslizó, ocultándose tras las piedras y, cuando estuvo lo suficientemente cerca de la quimera, saltó hacia ella, varita en mano. Como Derek había sospechado, los hechizos apenas conseguían aturdir a la criatura. La quimera rugió, los cuatro pares de ojos rojos centelleando con furia. Una enorme llamarada escupida por el macho cabrío hizo a Danny retroceder, ocultándose tras el escudo. Pero ya era demasiado tarde, la quimera lo había visto. El chico lo hacía lo mejor que podía para evitar los ataques, lanzando hechizos poco efectivos contra la mágica criatura. Derek pensó, que aquella prueba había acabado para él. Mientras tanto, aprovechando la distracción, Brigitte salió de su escondite e intentó escalar la roca central. Pero Derek tenía un plan mejor. Antes de que diera comienzo la prueba, le había dado su escoba a Isaac. Volvió a buscar al rubio entre el público, estaba a unos escasos metros a la izquierda desde su posición. Cuando captó su atención, un firme asentimiento bastó para que su amigo sacara la escoba de debajo de la grada.
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Imprescindible
FanfictionHan pasado años desde que el último de los mortífagos fue encerrado, pero la comunidad mágica aún está intentando volver a la normalidad. Quizá una nueva edición de El Torneo de los Tres Magos sea lo que necesiten para cerrar por fin esa herida abie...