"Cava profundo
Y llévate todos estos recuerdos de paso..."
Caminaba por los pasillos del edificio 2 la primera vez que lo miré con atención.
Por sí te lo estás preguntando, me pidieron que saliera de la clase por insultar a un compañero y la psicóloga me había enviado por un libro a la biblioteca, la cual, no estaba para nada cerca de los laboratorios...
Llevaba el uniforme de deportes, pues tendríamos las prácticas de inicio de curso. Eso significaba: tres horas corriendo como súper humanos y, yo siendo enviada a apoyar al auxiliar de limpieza para que la explanada quedase reluciente.
En las escuelas, hasta antes de la universidad, las normativas rondaban lo militar, pues el uso de celular estaba prohibido dentro de las instalaciones, así que, con un opening de "Naruto" a todo volumen y ambos audífonos en los oídos, caminaba sin rumbo fijo en el extremo opuesto al que "se supone" debería ir.
Según dictaba el reglamento, todos los alumnos teníamos prohibido el maquillaje, los looks extravagantes, que los varones llevaran el cabello muy largo, y los tintes de colores, así como usar piercings y tatuajes (yo tipo: si, permitame que me quito los tatuajes para entrar a clases y de cualquier manera ¿Quién se tatúa a los 13?)
Fue entonces que le vi salir de los servicios. Era un muchacho delgado, alto que también usaba el uniforme de deportes.
Recordaba haberlo visto en los torneos de Básquetbol y me quedaba claro que habíamos cruzado miradas algunas veces y palabras al menos una vez. Se llamaba Alex, y era una persona muy extraña.
Él tenía el cabello largo, tan rebelde y de un castaño claro, su cara estaba conformada solo por facciones delgadas y delineadas, desde una nariz muy fina y corta, hasta cejas que podría jurar se depilaba, pero nunca lo vi hacerlo y en el tiempo que pude notar, nunca le crecían fuera de lugar. Caminaba siempre erguido, con mucha calma y las manos en los bolsillos del pantalón.
Su piel era pálida, pero no tan blanca como para decir que era rubio, y tenía una voz grave y pausada.
Su sola presencia gritó por atención, pues su cara representaba el castigo mismo.
Gracias a lo que he aprendido en la Universidad, se que a los 13, muchas cosas cambian, como las situaciones hormonales, comienzas a sentir atracción...
Miré con detenimiento todo lo que él era y seguramente piensas que se giró al notar que lo miraba con insistencia, pues te equivocas, siguió su camino hacia su aula, mientras yo me quedaba como imbécil mirando cada uno de los detalles que acabo de describir. Me encontraba lo suficientemente cerca para definir su cara, pero no para que escucharme si lo llamaba.
Lo seguí con la mirada unos minutos hasta que giró hacia su edificio, entonces recordé que necesitaba un libro para no perder lo poco que la psicóloga podía hacer por mí.
En la biblioteca, tomé un libro de Poe, que era, hasta ese momento mi autor favorito y caminé rumbo a la salida.
No volví a verlo, ni siquiera en los descansos, lo cual era extraño, considerando desde mi perspectiva, que era una persona capaz de ser el centro de atención.
...
No es como si mi vida girase a su alrededor entonces, pero realmente me intrigaba saber ¿porqué llamaba tanto mi atención?.
No soy alguien muy sociable, y además tenía un par de sobrenombres despectivos con respecto a mi aspecto físico y hacia mis gustos personales.
Así que, como si fuera poco ser "la peor alumna" según los maestros, mis compañeros disfrutaban burlándose de mi y golpeándome cada vez que se les presentaba la oportunidad. Ahora que lo pienso ¿Por qué nadie creyó cuando les decía el "maltrato" que sufrí?
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秋 (Aki no hanashi)
Historia CortaTan cliché como puede sonar, ocurrió una mañana en otoño...