Mi propia versión de esta adorable y hermosa historia llena de muertos y disparos :D
El libro abarcará algunos acontecimientos del anime pero no puede faltar mi toque personal por lo que aparecerán un chingo de cosas diferentes
Oc's, poderes mamalo...
Hideki sonrió con una pizca de gracia y habló finalmente
Hideki: ya tenemos destino, vámonos de aquí
Comenzamos
Después de la agotadora jornada que habían sufrido los tres jóvenes se encaminaron hacia el templo que había mencionado Saeko, el trayecto se vió interrumpido por que algunos zombies estaban en medio del camino pero no eran nada que Saeko y su espada no pudieran eliminar.
Ahora mismo eran aproximadamente las seis de la tarde y ya habían llegado al templo donde descansarian y dormirian por hoy.
Las heridas y golpes ya habían sido tratadas en lo posible y habían conseguido algo para comer
El templo no era grande pero si era un lugar acogedor y reservado, probablemente era muy visitado cuando el mundo era normal
En el altar del templo se encontraba una figura un poco extraña, al frente de esta había una catana un poco vieja pero a los lados de estaba había algo muy interesante para los ojos del ex-militar
A la derecha se encontraba reposando una hermosa hoz de color negro con detalles verdes y un filo resplandeciente, no parecía antigua... tal vez fue traída un poco antes de la caída mundial
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Y la izquierda se podían apreciar dos espadas increíbles, eran de color rojo escarlata como la sangre y sus diseños las hacían parecer las armas de un demonio... el sentimiento de poder y terror que causaban llamó la atención del albino
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Este no duró mucho tiempo en levantarse con ayuda de su espada, utilizandola para sostenerse, en el centro del triángulo que formaban las estatuas había un aditamiento que era el que se utilizaba para guardar las armas
Era de un metal color negro como la noche y sorpresivamente ligero, el albino se lo colocó y procedió a poner las espadas en su espada y sobre estas dejó la guadaña/hoz
Saeko: Hideki no deberías estar esforzándote y menos en el estado que te encuentras
Las palabras de Saeko parecían más una orden que una sugerencia
