Cap. 6 Mentiras

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Izumo Kamiki aún estaba aturdida por todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor, y es que estaba segura que los flashes de las cámaras la volverían ciega. Le empezaba a doler la cabeza y es por eso que no le tomó mucha importancia a que cierto peliazul le estuviera tomando de la mano mientras le dirigía a la salida del evento.

Todos los invitados estaban más que confundidos por la repentina entrada de los reporteros, siendo recién conscientes que toda la aglomeración rodeaba a uno de los invitados de honor.

Así es, todos rodeaban a nada más y nada menos que al presidente de la agencia donde trabajaba el novio.

Yukio Okumura tenía que lidiar con los reporteros, que empezaron a bombardearlo con las preguntas respecto a la misteriosa chica que estaba de la mano con el delantero de la selección japonesa.

El pobre peliazul soltó un suspiro largo y se arregló los anteojos, no sería la primera vez que tenía que resolver los problemas de su hermano.

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Rin Okumura estaba tragando grueso mientras trataba de entretenerse con las vista que le ofrecía el taxi en el que se habían subido.

Incluso el taxista se sentía incómodo ante tan tenso silencio, sólo esperaba que pasará rápido los minutos, era su primer día de trabajo y ya lidiaba con clientes extraños, sólo esperaba que no viera ni escuchara nada perturbador.

Ambos hombres dirigían miradas disimulada a la única mujer en el automóvil, que no había abierto la boca para nada -Rin estaba empezando a creer que ni siquiera estaba respirando- además de que estaba sin mover un sólo músculo y que su flequillo tapaba parte de sus ojos dándole un aire fúnebre.

— Aquí está bien. — Rin ahogó un gemido de susto mientras se sobresaltaba para darse cuenta que ya habían llegado a su casa, el conductor dio un respingo y sólo asintió estacionando el carro.

Una vez que bajaron, como sí se tratase de un robot, Izumo empezó a caminar hacia la puerta mientras el peliazul se encargaba de pagar al conductor.

El hombre una vez que recibió el dinero observo con pena al pobre hombre que seguía a la pelimorada, no le extrañaría que mañana apareciera un reporte sobre un hombre muerto sobre esas zonas. Negó rápidamente ante esos perturbadores pensamientos y arrancó el auto.

Si tan solo hubiera puesto atención y no se hubiera dejado intimidar por la chica, se hubiera dado cuenta que estaba transportando a un famoso.

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Cuando Rin entró a su casa había tenido un debate mental en la puerta sobre que debía decir a continuación, pues las disculpas parecía que no era una medida adecuada.

Volvió a estremecerse cuando encontró a la chica sentada en unos de los sillones de la sala con los brazos cruzados.

— I-Izumo... — Llamo sintiendo la garganta seca.

Sin embargo la chica no contestó a su llamado y él aún temeroso se sentó en el sillón individual que estaba a su lado.

La pelimorada levantó la vista y lo fulmino con ella, podía apreciar como empezaba a morderse el labio interior como si estuviera conteniendo a una de las más temibles criaturas del mundo.

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⏰ Última actualización: Nov 08, 2020 ⏰

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