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    Narrador Omnisciente

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Narrador Omnisciente.

Suspiro, aún manteniendo una pequeña sonrisa, escuchando atenta e ideando un plan para poder escapar de ahí sin que nadie lo notara.
Aún así, aquel chico de mirada oceánica no quitaba su vista de ella, la miraba fijamente, no queriendo perderse de aquella vista brillante, sin deseo alguno de demostrar que aquellos pares de soles lo habían hipnotizado.

Y quizá por influencia de Sabito al comentarle varias veces que "tratara de ser más sociable", le hablo;- Soy Giyū Tomioka, -quizá quería ser sociable, o quizá aquellos pares de soles lo habían enamorado por completo-, veo que has cuidado de Makomo, gracias por eso.

Asa se sorprendió ante eso, aún así no quito su sonrisa, pensó que quizá él también reaccionaría igual que lo había hecho el de cabellos melocotón;

》-¡Tu! ¡¿Qué haces con Makomo?! -gritó eufórico, alejando velozmente a la niña de ella, colocándola a su lado.

-La ayudaba a encontrarlos, joven durazno. -respondió con dulzura falsa, manteniendo una sonrisa.
Estaba indignada, había cuidado de su... ¿hermana?, y se atrevía a gritarle.

-¡¿Durazno?! Tu niña... -y antes de seguir gritando había caído en cuenta de que tenía a Makomo a su lado-. ¡¿Cómo es posible que te alejaras?! ¡No sabes lo preocupados que estábamos! ¿¡Qué hubiera hecho si no aparecías?!

-Seguir adelante...

-¡¿Cómo le hubiera explicado a nuestro maestro el que no te pude cuidar?! ¡Si no puedo cuidar a alguien no soy digno de ser llamado hombre! ¡Mi honor en juego!

-Pero si tienes catorce años, eres un niño...

-¡Mira lo preocupado que tenías a Giyu! -apunto al sereno rostro del azabache, el cual miraba fijamente a la rubia.

-Uy, Uy, se ve muy preocupado...》

Y así habían seguido discutiendo.
Sonrió y aceptó gustosa la mano que le ofrecía el azabache.

-Asa Akihoshi. -estrechó su mano, correspondiendo el saludo, y antes de que ella cayera en la marea de aquellos ojos mar, dos pares de iris grises se interpusieron.

》"Como dos lunas"
Pensó ella, mirando atenta al chico de cabellos durazno.

-Bien... como cuidaste de Makomo puedes quedarte con nosotros, como buen hombre, te protegeré. -Quiso reír, antes de poder negarse otra suave voz la interrumpió.

-Vamos Asa, por favor. -Pidió la pequeña azabache.

Suspiro y miró con una sonrisa al chico.

-De acuerdo, sería bueno hacer amigos ahora. -Sonrió, y sin notarlo, ella y Sabito se habían quedado mirando en silencio.
Makomo solo sonreía mirando las plantas a su alrededor, esperando que ningún demonio los atacara en ese momento.
Giyū miraba sin entender a ambos jóvenes, parecía que estuvieran solos en ese mundo.

─❀꒱; ᴅʀᴇᴀᴍs | ᴛᴏᴍɪᴏᴋᴀ ɢɪʏū | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora