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Narrador Omnisciente

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Narrador Omnisciente.

-Maestro... hermano, -susurro mientras observaba aquella lápida dejando un pequeño ramo de flores en esta-, ya ha pasado medio año desde que me he convertido en una Pilar, desde que te fuiste... -suspiro con melancolía-, hermano, ¿estas orgulloso?

Y aunque la llamaran loca por hablar o llorar en una tumba vacía no le importaba, lo único que ella necesitaba era consuelo, un lugar en el que pedir disculpas por su cobardía.

Tal y como había dicho, seis meses habían pasado en el que se había convertido en Pilar, seis meses habían pasado desde que la culpa y tristeza le comían el interior.
Luego de su larga charla con la nada emprendió su camino hacia la sede, en donde actualmente vivía, su finca.
Las ilusiones de comer pasteles de arroz hechos por su maestro, en celebración a su ascenso a Pilar, nuevamente rondaron por su cabeza.

Y no noto cuando había llegado tan rápido, dispuesta a dirigirse a su finca a descansar un poco y luego dormir, esperando deseosa alguna misión nueva.

-Ara~Ara~, Akihoshi -sintió el llamado de su "amiga", de cierta forma-, veo que llegas, tengo tu medicamento listo, cuando quieras puedes pasar por el. -comento Shinobu, sonriendo como de costumbre.

-Pasare por el ahora. -Seca y fría, Kocho frunció levemente el entrecejo, aún manteniendo aquella sonrisa, ¿cómo era posible que después de tanto tiempo conociéndose no lograra sacar una sonrisa de aquella rubia?

Y después de todo las hermanas Shinobu habían hecho lo posible porque ella comiera o hablara un poco de niña, aunque eran castos recuerdos aún mantenía en su mente a aquella niña de cuatro años que solo decía balbuceos.

-Dime cuando vuelvas a recomponer tu sueño -hablo la de mechones lilas entregándole el pequeño frasco.

La de ojos dorados asintió y susurrando un pequeño "gracias" se alejó.
Observando con cautela aquel líquido blanco, ¿cuándo sus horas de sueño dependían de un líquido? Hace seis meses, ¿cuando es que ya no reía o sonreía?, hace seis meses, habían pasado tantas cosas.

-¡Oye! -su instinto la obligó a ponerse en guardia-, ¡lo lamento! -gritó disculpándose por haberla asustado.

Las mejillas de ambos jóvenes se coloraron al momento en que notaron la cercanía entre sus rostros.

Desviando la mirada y disculpándose nuevamente;- Yo... no sabía que tenías días libres -trato de poder empezar una conversación.

-Sabito, me alegra verte pero... tengo que irme -dando una leve reverencia se alejó, totalmente avergonzada, sintiendo su corazón latir a mil por hora, su rostro ardiendo y queriendo desaparecer. Tal y como una niña con un revoltijo de emociones, ¿cuánto más se avergonzaría de sus sentimientos?

●●●

Otra noche observando la luna, como si el solo mirarla pudiera devolverle el sueño cada noche.
Los recuerdos de la tarde la inundaron, ¿cuándo fue que se había vuelto tan cobarde?, sabía la respuesta.
Quizá su maestro le hubiera dicho que hablara con Sabito y concluyeran aquello que tanto habían esperado.

En otro lado de la sede, el de cabellos melocotón hablaba con su amigo, aún cuestionando porque es que ella lo ignoraba, ¿había hecho algo mal?
Dejando a Giyu con la palabra en la boca caminó en dirección a la finca de la Pilar de vida, dispuesto a hablar con ella. Tomioka sin entender que estaba pasando, lo siguió lentamente.

Aquella luna, le generaba tanta melancolía, le recordaba tanto a él, ¿qué debía hacer? Suspiro e intentando hallar calma en su mente cerró los ojos, disfrutando de la brisa nocturna, aquel cálido pero frío viento que la acompañaba cada noche de desvelo.
Sus sentidos zumbaron, algo o alguien estaba a su lado, observó su derecha y ahí estaba él.
Soltando un tosco bufido tocó su propia frente, ya había empezado a alucinar.

-Lamento si te estoy incomodando, -Sabito empezó a hablar-, pero quiero saber si eh hecho algo para recibir tus tratos, tratos que... me parten el alma.

La rubia se sonrojó levemente, ¿desde cuándo sus alucinaciones hablaban y causaban un revoltijo en su ser?
Aún mirándolo fijamente su mano se acercó a su mejilla, sintiendo la calidez de su rostro, entonces cayó en cuenta de algo;

No era una ilusión. Era real.

Avergonzada por haberlo tocado sin permiso desvío su mirada hacia la luna, intentando calmar a sus pequeños yo, los cuales gritaban y corrían en su cabeza.

-No se si recuerdas la promesa de hace un año y medio... -nuevamente hablo él-, mis sentimientos siguen siendo los mismos.

Nerviosa, sus manos empezaron a sudar y las palabras parecían no querer salir de su garganta.
No sabía que decir o como expresarse.

》-Dilo...

Volviéndose totalmente loca escucho la voz de Himura, un suave susurro, animandola a lo que más temía, volver a amar.

-La luna esta hermosa... -logro decir, sintiendo su garganta arder, como si aquellas simples palabras estuvieran cubiertas de fuego.

Sabito la miró por unos momentos, de pronto su rostro se torno rojo, analizando cada pequeña palabra lo entendió, dejando que la felicidad inundara si ser, sonrió, sonrió como nunca antes lo había hecho.

-La luna está realmente preciosa. -correspondió sujetando la suave mano de la chica.

Y después de tanto tiempo, Asa sonrió, se sentía bien, se sentía feliz.
Ambos se miraron y como si sus labios fueran una moneda y un imán empezaron a acercarse, dándose un pequeño, corto y tierno beso, la luna y el sol finalmente habían unido su camino... todo bajo la atenta mirada del océano.

Giyu sostuvo su pecho con fuerza, su respiración empezó a cortarse, irónico pero doloroso, siendo aquella hermosa noche única testigo de su sufrimiento.
-¿Por qué duele? -preguntó para si mismo, recordando nuevamente aquella escena, escena que hubiera deseado nunca ver.

Y como siempre había sido, cada vez que ocurría un eclipse, el océano era el encargado de ver aquella prueba de amor entre ambos dioses, deseando y sufriendo por ser el siguiente algún día.

Tomioka suspiró y sonrió con tristeza, solo que quedaba ser feliz por el sol y la luna.
Solo le quedaba ser feliz con el sol, solo en sus sueños.

Solo le quedaba ser feliz con el sol, solo en sus sueños

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─❀꒱; ᴅʀᴇᴀᴍs | ᴛᴏᴍɪᴏᴋᴀ ɢɪʏū | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora