Capítulo 4

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Lan Wangji se detiene de repente. A escasos metros, rodeado de conejos blancos y saltarines, Wei Wuxian conversa ensimismado con Sizhui, soltando carcajadas con total libertad como si olvidara de repente que se encuentra en La Profundidad de las Nubes. Alguien de fuera creería que los conejos saltan de alegría, pero Wangji sabe que solo tratan de escapar de las manos juguetonas y ansiosas de Wuxian. Si se mantienen cerca es porque perciben el aroma del joven Yuan, quien al parecer sacó tiempo de su viaje para visitar a sus mayores.

—¡Hanguang-Jun! —exclama el joven apenas lo ve, levantándose e inclinándose hacia él a modo de saludo.

Wangji inclina la cabeza levemente, con una sombra de sonrisa que solo pueden percibir los más adiestrados.

—Ah, Lan Zhan... un abrazo al año no hace daño.

Wangji lo mira sin inmutarse, mientras Sizhui no puede evitar sonreír. De una forma u otra, ambos esperaban ese tipo de comentario de Wuxian.

—Está bien así, Maestro Wei —Sizhui se queda de pie entre los dos, como sin saber de qué forma dividir su atención entre ambos, luego de pasar tanto tiempo sin verles.

—Luego conversamos —dice Wangji despejando la duda silente del joven, mientras empieza a caminar de nuevo.

—Eh, Lan Zhan, ¿adónde vas?

—A la biblioteca.

Wei Wuxian se rasca la cabeza, sin apartar los ojos de Wangji.

—Últimamente te pasas todo el tiempo en la biblioteca.

—Mn.

Wangji sigue su camino dejando a Wuxian sin una respuesta clara, mientras este último hala a Sizhui por una manga.

—¿Ya ves cómo es tu padre? —le pregunta haciendo pucheros. El joven Yuan no tiene más remedio que sonrojarse y volver su atención a los conejos, sabiendo que le espera escuchar un sinnúmero de quejas de Wei Wuxian. La verdad no sabe cómo lidiar con este nuevo escenario. Habiéndose marchado junto a Wei Ning poco después de confirmar lo que sospechaba de su infancia, no había tenido la oportunidad de ser testigo de la dinámica de sus dos padres ahora que viven juntos.

***

10 años atrás

Lo primero que Lan Wangji hace al salir es cubrirse los ojos. Después de tres años de apenas ver el sol, excepto contadas ocasiones, caminar libremente y poder ver el cielo se le hace raro. Su mente está en blanco y sus pies no saben hacia dónde llevarle. El tiempo que pasó en la cueva solo lo dedicó a leer las reglas una y otra vez, sin parar, sin dejar el menor espacio para otras cosas. Ahora no tiene un rumbo cierto, ni horarios ni compromisos. No durará mucho tiempo así, si desea, pero son sus deseos precisamente los que representan su mayor problema.

Por primera vez en su vida no quiere estar en La Profundidad de las Nubes. Es lo único de lo que tiene certeza en este momento; tanta que no le importa lo que piensen los demás. Pero es consciente de que no puede desaparecer de la noche a la mañana sin dar explicaciones ni dejar ciertas cosas en orden.

Su mente sigue en blanco... antes tenía una necesidad enorme de llegar al Jingshi y quedarse allí hasta organizar sus pensamientos, ahora no es capaz de tomar una decisión. En casos como este sabe que lo mejor que puede hacer es llegar al Hanshi.

***

Xichen levanta la cabeza no bien escucha unos pasos. La presencia de su hermano menor lo toma por sorpresa. Si bien lleva cuenta de los días, no tenía en agenda el día exacto en que Wangji saldría de su reclusión y tampoco esperaba que se apareciera allí tan pronto saliera.

Los libros de piedra lunar y turmalinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora