Capítulo 16

3.2K 238 43
                                    

Valentina llevó a Juliana a almorzar a un restaurante cerca de la costa, se sentaron pegadas al ventanal con vista al mar y pidieron un revuelto de arroz con mariscos, tenía crema y cebolla de verdeo cortada en trozos pequeños que le terminaban de dar un buen sabor. Almorzaron la mayor parte del tiempo en silencio, es que Valentina tenía hambre por demás e intentaba buscar algún tipo de solución para aquello que le estaba ocurriendo a su novia. Juliana por su parte ya no tenía ganas de seguir hablando del tema, nunca había llorado tanto en su vida, sintió que se había secado por dentro y en el fondo agradecía que se mantuvieran en silencio aunque sabía que duraría poco.

Valentina no sabía qué hacer con la información recibida por Juliana, intentó que no le doliera saber que ella tenía su muñeca herida pero le dolía como si ella misma tuviera aquellas lastimaduras. Tenía que hacer algo, tener palabras para decirle y hacerle entender que tiene su apoyo incondicional para que se sostenga de ella mientras intenta mantenerse en pie. Quizás debería sacar algún turno con un especialista, pensó si sería necesario o si la haría meterse más en si misma. Tenía muchas dudas sobre el cómo actuar y cuál sería la manera correcta. Tenía miedo de actuar de alguna manera equivocada que hiciera que Juliana se cierre más. Pero debía hacer algo y sabía que fuera lo que fuera lo haría pensando en que sería lo mejor para ella.

El almuerzo acabo pronto, Valentina había acabado con su porción intentando comer lo más lento que pudo para que la sacie y no tenga que darse un atracón luego, en cambio, Juliana dejo la mitad, a lo último ya solo esparcía la comida por el plato con una expresión nula, parecía no estar pensando en nada en particular. Valentina la observó un momento y sintió una puntada en el pecho producto de la preocupación que le causaba aquella imagen tan apagada de su mujer, corrió su vista al mar, observando las olas, su imagen le devolvió un poco de paz, cómo Juliana sería una ola destructiva cuándo aquellas olas parecían llegar a la orilla dejando una caricia? esa era Juliana, una ola gentil y tierna que sería incapaz de dañar a alguien intencionalmente. Valentina pensó que sería buena idea hacerle saber está idea que se le formó en su cabeza, quizás debía hablarle metafóricamente como ella hablaba para dejarle una idea clara o por lo menos dejarla pensando en ello. Iba a decírselo en ese instante, como si necesitará escupirlo pero su celular que estaba encima de la mesa empezó a sonar justo cuando iba a decir una palabra pero quedó como un sonido interrumpido en su garganta. Era una videollamada de Lupe. El sonido del móvil saca de su trance a Juliana que observa a Valentina, ella se estaba acomodando un poco el pelo mientras le avisa que era su mamá y que iba a atender. Juliana intenta hacerse la idea de que debía sonreír en el caso que tenga que aparecer frente a la pantalla. Se recordó porque últimamente estaba odiando las vídeollamadas, sobre todo si era videoconferencia.

Valentina atiende y esboza una enorme sonrisa al ver a Nina del otro lado sentada en el regazo de su abuela- Hola mí amor! Cómo estás?- exclama

-Mami! Bien! Acá está la abuela también

-Sí, mí amor, la veo, que lindas se ven juntas

-Mira, me hizo esta trenza antes de ir al jardín- y Nina se acerca un poco a la pantalla para que la vea mejor

-Qué linda! Te queda bien, se parece a la que hacemos juntas

-Sí, yo le dije que me las haces así

-Desayunaste tus cereales? Cómo te estás portando?

-Sí, y me porte bien, no abuelita?

-Nini se está portando muy bien, no tienes que preocuparte por eso cariño- responde Lupe que solo sonreía

-Esa es mí niña, gracias suegra por cuidarla tanto

Todo me lleva a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora