Capítulo 15

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-Le avisaste a mí madre Val!- exclama Juliana luego de recibir otra contracción, estaban siendo cada vez más frecuentes, ella diría que cada menos de 10 minutos.

-Sisi, ya le avisé, tú solo respira, ella nos ve en el hospital- Le informa Valentina mientras hace un movimiento con la mano simulando un pecho que sube y baja a un mismo ritmo.

Había mucho tráfico con la ciudad aquel día en que Nina había decidido venir al mundo. Las carreteras no daban a basto y Juliana tenía contracciones cada vez más fuerte. Habían hecho el curso de preparto, seguido todas las indicaciones, hasta habían visto videos y programas de televisión que tenían que ver con dar a luz... Pero nada de la teoría tenía que ver con la realidad. El cuerpo de Juliana no sabía cuánto más aguantaría, no pensó nunca que las contracciones fueran tan fuertes. En sus pantalones sentía la humedad de su propio líquido amniótico.

-Nina, hija, todavía no llegamos al hospital, trata de mantenerte ahí hasta que lo hagam... Aaah- Juliana intenta calmar a la bebé pero una contracción vuelve a aparecer y vuelve a concentrarse en respirar nuevamente

Valentina las mira de reojo mientras piensa en otro camino para llegar más rápido pero no había ninguno, todos estaban saturados y si sus cálculos no le fallaban estarían en el hospital en 15 minutos. Rogaba que Nina se quede adentro hasta entonces.

Tenían fecha para dentro de 10 días pero la pequeña al parecer no pensaba esperar hasta aquel día en el calendario. Por suerte, habían preparado todo con un mes de anticipación porque no descartaban la idea de que naciera antes. El Chino les había armado la cunita y la habían puesto cerca de su cama para tenerla bajo sus ojos, era de color blanco y le habían colgado un juguete que giraba emitiendo una música que al parecer dormía a los bebés. Le colocaron sábanas rosas y un acolchado decorado con pequeñas flores que pasaban por distintos tonos rosados. En la pared colgaron letras de madera con su nombre, y un estante lleno de peluches terminaba de decorar aquel rincón. También armaron su bolso con las cosas necesarias como pañales, toallitas de limpieza, óleo calcáreo, algodón, cremas, muda de ropa, gorritos, el cambiador y una pequeña frasadita lila que le había obsequiado Lupe; creían que con eso era suficiente y que en todo caso Valentina podría acercarse en algún momento a buscar lo que sea que faltase.

El Dr. Castillo siguió el embarazo aquellos meses, las ecografías marcaban que todo iba bien, estaba creciendo sana y fuerte y al parecer según lo que mostraba aquellas imágenes el embarazo llegaría a termino y sin complicaciones. Juliana se había cuidado tal como se lo indicó el doctor, tomando la dosis diaria de ácido fólico, manteniéndose en movimiento y todas y cada una de las indicaciones dadas por él y por su madre que no dejaba de aconsejarla cada vez que podía.

Valentina le falló por 2 minutos pero gracias al cielo 17 minutos transcurrieron hasta la llegada al hospital. Val estacionó y empezó a gritar por ayuda para que alguien venga a buscar a Juliana que apenas podía dar un par de pasos. Un enfermero justo estaba en la entrada del hospital y corrió en busca de una silla de rueda para llevar a Juliana.

-Vaya a recepción para que avisen a su obstetra mientras la llevo al tercer piso- le dijo el enfermero que llevaba un ambo celeste y tenía una cabellera rubia

Valentina asiente y la mira a Juliana- Todo saldrá bien si? Tú solo respira, te veo arriba

Juliana solo asiente mientras cierra los ojos por el dolor punzante de la nueva contracción y el enfermero se la lleva rápido al ascensor

Valentina se acerca a recepción dónde una mujer vestida con camisa blanca y que traía puestos unos anteojos de color rojo la atiende- Hola! Puede avisarle al Dr. Castillo que Juliana Valdéz está en trabajo de parto? Un camillero ya la está llevando al tercer piso

Todo me lleva a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora