Los Elegidos

Festival elemental

Cada uno de los elegidos sigue las instrucciones de los dioses para dirigirse hacia la casa común, la primera en llegar fue Dakota, a las afueras de Nueva York se encontraba un camino bastante pequeño que estaba rodeado de muchos árboles gigantes, flores de distintos colores y cientos de hadas a sus alrededores volando, Dakota no podía contener la emoción que sentía por dentro, pues nunca había visto algo tan hermoso y mágico, al adentrarse por ese camino, unas estatuas se podían observar a los lados, cada una con una runa distinta, Dakota camina hasta encontrarse con la estatua de Agni, era dos veces su tamaño y estaba rodeada de unas llamas enormes y cuando se acercaba, su runa y la de la estatua brillaban con ese rojo intenso que simbolizaba el fuego.

-       Es hermoso, ¿No crees? – Le pregunta Agni

-       Demasiado, no había visto algo como esto en mi vida. – Responde Dakota.

-       Los druidas y los elfos son unos seres bastante talentosos y creativos, gracias a ellos tenemos estas maravillosas estatuas y muchas otras cosas.

Por fin habían llegado al final del camino, a la lejanía se podía observar una mansión enorme, porque no se podía describir como una casa, era tan maravillosa, mágica y elegante que Dakota no podía creer que un lugar como este existiera. Sin embargo, algo obstruía su camino, un gran portón se encontraba obstruyendo el paso, y un gran druida estaba cuidándolo, era un hombre viejo, con un cabello blanco largo y una barba que le tapaba el cuello, llevaba un bastón largo y una túnica blanca que tapaba unos tatuajes que eran descriptivos de sus ancestros.

-       Bueno, sigo esperando a que me abras la puerta.

-       Supongo que eres la elegida del fuego, esa actitud ya se volvió costumbre a través de los siglos. Antes de dejarte pasar, debes mostrarme tu runa.

Dakota sorprendida y con una actitud bastante prepotente alza su mano derecha, dejando ver la runa del fuego marcada en su brazo.

-       ¿Ahora quieres que prenda algo en fuego o no es necesario?

-       Bienvenida elegida del fuego a la casa común, nosotros estamos bastante agradecidos de servirte a ti y a los demás. Espero que disfrutes tu estadía. – Dijo el druida con un tono bastante sarcástico en su voz

-       Muchísimas gracias.

El portón se abre lentamente, y mientras entraba Dakota, hadas se le acercaban a ofrecerle fresas o distintas frutas, elfos la saludaban a la distancia, parecía que Dakota fuera una celebridad, algo a lo que estaba acostumbrada por los eventos a los que ella asistía. Al entrar en la casa podía notar como todo tenía un ambiente bastante surreal, todo el piso estaba cubierto de mármol blanco. Las sillas, los sofás, la mesa del comedor eran del mismo color, todo era tan mágico y elegante que Dakota no contuvo las ganas y se puso a merodear rápidamente por toda la casa, recorriendo los 3 pisos de la casa una y otra vez, descubriendo las habitaciones de todos ellos, era fácil distinguir las habitaciones, ya que cada una tenía la runa de cada uno de ellos en la puerta y por más que intentara abrir sus puertas, por algún motivo no podía, como si todas estuvieran bloqueadas, al fondo del pasillo del segundo piso Dakota encuentra su puerta, la cual en cuento se acerca, la runa brilla y se abre inmediatamente la puerta. En ese instante Dakota entendió que las puertas solo se lograban abrir si el elegido era quien las abría. En cuanto entró a su cuarto quedó fascinada, pues la cama era increíblemente grande y tenía una sábana de color rojo brillante, un cuadro grande con la imagen de una llama y un armario increíblemente grande, lleno de un montón de vestidos largos rojos, chaquetas de cuero y distintos tipos de ropa. Era como si todos los que cuidaran la casa común sabían que ella ya se dirigía hacia allá. Ya se estaba oscureciendo cuando alguien toca la puerta, el mismo druida que vigilaba el portón se encontraba en la entrada de la casa.