P R Ó L O G O

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Lo que amaba de ella, era su pasión. 

Todo lo que hacía, lo hacía con pasión. 

  Era la chica más linda que había visto, tenía un brillo propio. Todo el tiempo sonreía, mientras pintaba. Le gustaban las artes y la música. Mientras bailaba al compás de alguna canción de la banda 1975, yo la miraba sonriendo. Sus rulos estaban rebeldes ese día, eso la hacia aún más sexy aunque ella no lo supiera, ella era sexy sin querer serlo. 

—¿Por qué me miras así? ¿crees que estoy loca, verdad? — Preguntó mientras reía dejando al descubierto sus dientes blancos. 

Sonreí. Ella me hacía feliz aunque yo estuviera perdido. Nunca fui feliz realmente, pero a su lado la vida solía doler menos. 

—Sí, pero me encanta que seas así.—Respondí tomándola de la mano para acercarla a mi. 

Ella quitó su sonrisa del rostro, sabía lo que significaba. Ahora se venía un gran discurso de porque no debía de quererla y de porqué no debíamos acostumbrarnos a estar juntos.  A ella muchas personas le habían hecho daño y no tenía ganas de enamorarse, ya no confiaba en nadie, no la culpaba, pero intentaba demostrarle que jamás le haría daño, no a ella. 

— Jade sabes que no debes enamorarte de mi, no soy alguien para ti y lo sabes.—Mencionó haciendo que mi pecho ardiera solo un poco, aunque ya estaba acostumbrado a escuchar aquello, yo la quería y nada en este mundo iba a hacer que mis sentimientos cambiasen, pero era ella quién quizás jamás lo haría conmigo. 

—Entonces ¿porqué me dejas seguir enamorándome de ti? —Pregunté algo cansado de todo esto. 

Hacía muchos meses que iba a verla, que la invitaba a comer, que demostraba mis sentimientos hacía ella y aunque ella no se negaba ni se mostraba desinteresada, tampoco parecía estarlo del todo. Eso era una de las cosas más crueles que tenía y aún así no podía irme de ella, nunca lo hacía del todo. 

—Madison estoy perdidamente enamorado de ti y los sentimientos no son algo que se puedan cambiar o desactivar por que la otra persona no le corresponda, si no es mutuo dímelo, prometo entenderte, pero no me hagas esto. —Dije mirándola a los ojos. 

Sus ojos eran tan intensamente café que había noches en las que me causaba insomnio, ella sería mi destrucción y lo sabía. 

—¿Hacer qué, Jade?— Preguntó sin sostener mi mirada. —Deja de mirarme, me pones incómoda. —Soltó apartándose un poco de mi. 

Mire mis manos. Era momento. 

No había nada más cobarde que estar en una persona, sin estarlo realmente. No había nada más cruel que el intermedio cuando se trataba del querer, de hacer creer que te quiere, pero no es así. Las idas y venidas me hacían daño y aunque la quería, sabía que había un cierto punto para luchar por alguien.

—Creo que lo mejor es dejarlo en pausa, dejar esto a un lado, esto está dañándome y necesito alejarme por un tiempo. No creo en el querer a medias, perdón, quizás debí hacerte caso cuando me dijiste que no me enamorara de vos, pero el corazón no entiende de razonamiento, no puedo obligarlo a no sentir cuando todos sus deseos se ven reflejados en una persona. Lo único malo en ti, es tu cobardía, o quizás no soy yo la persona con la que quieres demostrar eso y esta bien, pero no me merezco tus idas y venidas Madison, soy un ser humano que siente. —Dije levantándome de su cama. 

Ella frunció el ceño y me observó seria.— Te miró porque siempre lo he hecho, incluso antes de que te dieras cuenta.—Solté para acercarme y darle un beso en su frente. —Lamento ser un maldito cursi, lamentó haberme enamorado de ti, lamentó no ser suficiente para romper tu capa de hielo, para hacer que confíes en mi. —Me despedí tomando mi abrigo de la silla de la cocina y caminando hacía la puerta. 

Ella me detuvo. 

—Prométeme que nada será distinto.—Ordenó. 

—Madison, no puedo hacerte promesas que no se cumplirán. —Sentencié diciendo la verdad.—Pero puedo prometerte que cuando deje de doler mi corazón, volveré a tu vida, espero que como una amistad.— Pude decir, soltándome de su agarre. 

Tiempo después me arrepentí de haberme ido, tiempo después me di cuenta que quizás no debí tardar tanto en volver. Quizás no debí abandonarla así. 

Madison.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora