3. Mientras todos duermen.. 😏

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¡ALERTA LEMON! A pesar de que este libro está etiquetado como una obra que tiene contenido para adultos, quiero advertirles que este es uno de aquellos capítulos.

Ninguna de las imágenes usadas en este capítulo me pertenece.

¡Qué lo disfruten! 💕

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-¿¡Qué tanto miras!?- soltó impaciente luego de unos segundos. Detuvo sus movimientos y dejó sus pesas en el suelo.

-Fufufu- rio tapándose la boca -a veces se me olvida lo celoso que puedes llegar a ser- dijo poniéndose de pie.

-¿¡AH!?- dijo con el rostro ruborizado -¡De-deja de hablar tonterías, mujer!- se volteó y rápidamente agarró una toalla para sacarse el sudor.

-Sabes que eso me encanta, espadachín-san...- le susurró en el oído, provocando que él se sobresaltara y dejara caer la toalla. 

La pelinegra se pegó a su espalda y cruzó sus brazos sobre él para acariciar su pecho desnudo suavemente. Ante este contacto, los músculos del peliverde se tensaron y de su boca salió un pequeño gruñido intentando contenerse de responder a esas caricias. Inhaló una gran bocanada de aire, y suspiró pesadamente, como si se estuviera liberando de aquella tensión. En un rápido movimiento se volteó para mirarla, tomando las muñecas de su acompañante y elevándolas por sobre su cabeza. 

-¿Estás segura que quieres provocarme así?- dijo mirándola directo a los ojos. Su boca se curvó en el costado derecho formando una sonrisa llena de orgullo -Sabes perfectamente lo que puede ocurrir cuando haces eso, mujer- le habló junto al oído de forma sugerente, provocando una risita en la chica.

-Fufufu.. creo que estoy dispuesta a tomar el riesgo- dijo sintiendo cómo la lujuria comenzaba a apoderarse de su cuerpo. Soltó el agarre de sus muñecas con facilidad y rodeo el cuello del peliverde con sus brazos, acercándolo a su rostro. Instintivamente se humedeció ambos labios con la punta de la lengua, y buscó su boca con deseo. Cuando él intentó corresponder a aquel beso, ella sin juntar los labios y respirando entrecortadamente por la boca, se apartaba para provocarlo.

El primer contacto fue lento y tortuoso. Cuando Zoro logró atrapar su labio inferior, lo lamió suavemente y comenzó a besarla lentamente, con intensidad y deseo. Esta vez ella sí correspondió a aquel contacto.

-Dios que bien besas, maldita mujer..- dijo con dificultad.

-Ara.. y eso que recién estamos comenzando- se separó de sus labios y comenzó a dejar un camino de besos desde la comisura de su boca hasta su oído derecho. El peliverde instintivamente cerró los ojos y giró la cabeza para abrirle paso a sus caricias, disfrutando cada momento.

 -Juro que vas a volverme loco...- soltó mientras sujetaba su fino cuello con una mano y volvió a besarla. Con la otra mano, rodeó su delgada cintura y la acercó más a su cuerpo. 

Sin dejar de besarla, caminó en reversa para guiarla y arrastrarla con él a un lugar más cómodo. Cuando sintió el contacto del sofá que recorría toda la extensión del "Nido de Cuervos" en la parte posterior de las rodillas, se sentó y sujetó con ambas manos sus caderas. Alzó la mirada para verla y notó como la luz de la luna iluminaba sus ojos llenos de deseo. Sonrió ante la idea de que todos estuvieran durmiendo, pudiendo así tenerla en este preciso momento. Robin realmente era una mujer muy hermosa, y ahora más que nunca, la deseaba con locura.

La arqueóloga se sentó sobre él y continuó besándolo con intensidad. Sus gruesas manos recorrían su fina espalda con impaciencia, entonces se separó de él para levantar su vestido y despojarlo de su cuerpo. El espadachín la observó desnudarse ante él embelesado y se deleitó ante aquella perfecta figura femenina. Ahora ya no vestía nada más que un conjunto de encaje negro que quiso quitar rápidamente. 

Apuestas que despiertan deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora