Me senté en el piso y me limpie la tierra de las manos, miré mi rodilla y vi que tenía unos rasguños y un poco de sangre al igual que mi codo, no me atrevía a mover mi tobillo pues sentí como desafió las leyes de la física torciendose de una manera inhumana, (aunque, quizás, sólo estaba exagerando). Me quejé, me eché babita en las heridas y me hice bolita en el piso.
Cuándo me enteré que Len se estaba mudando salí lo más rápido que pude de la fiesta y corrí, corrí, corrí con todas mis fuerzas hasta su casa. Estaba cerrada, estaba a oscuras, estaba vacía. Ya no estaba. Se fue.
Entonces pensé, tontamente, que quizás me estaría esperando en la colina así que crucé la calle y comencé a correr en dirección a ella pero tropecé con la banqueta medio levantada que siempre había estado así y nadie se molestaba nunca en arreglarla.-Deja de llorar tonto- dije
-Entonces deja de mover mi rodilla- se quejó Len con los ojos rojos y bien hinchados
-Tengo que limpiarte si es que no quieres que se te haga una infección y te corten tu pierna fea, caíste en lodo Len ¿Por qué no te fijas?- lo regañé mientras limpiaba con un algodón húmedo su herida. Se la provocó por brincar la banqueta y tropezarse con el desnivel de la misma y al caerse se golpeó donde había lodo y piedras. Yo corrí hasta mi casa y saqué mi mini botiquín de primeros auxilos que me había tocado de intercambio en navidad y corrí de nuevo donde estaba él llorando como bebé. Seguí limpiando hasta que mi corazón se hizo chiquito al escuchar sus débiles sollozos de dolor. Ay Len...-¿Sabes?
-¿Qué sé?- contestó medio sorbiendo sus mocos por la nariz
-¿Recuerdas las constelanciones que se ven en Julio? ¿Recuerdas la de Hércules?- intenté animarlo
-Sí...es la quinta constelación más grande del cielo, tú me lo dijiste ¿te acuerdas? Me lo mostraste en esa revista que te robé- dijo desviando la mirada
-¿¡Qué!? ¿!Qué tú que!?- me sobresalté
-Ya que tú siempre me robas mis libros...es justo ¿o no?-
-¡No tienes pruebas!- me puse nerviosa
-Es broma- dijo rápidamente- no te robaría nada ya que no soy lacra como tú- dijo molesto porque lo estaba lastimando
-Bueno- llegué al grano como manera de escape al sentirme descubierta- pues yo no creo que Hércules llorara por una pequeña caída. Hércules era muy fuerte y no lloraba por cosas mínimas como ésta, por eso los dioses griegos lo pusieron en el cielo- hice una pausa para corroborar que me estuviera poniendo atención- así que... si tú quieres que pongan tu nombre en una constelación tienes que ser valiente como él y no llorar ¿Si?- lo miré
-Tienes razón Rin, ¡dame eso!- me arrebató de las manos el algodón y él solo se continuó limpiando la herida.-Al final no fue broma, si me la robaste...siempre lo supiste y aún así me dejabas conservar tus libros- susurré en el piso. Sonreí al recordar aquello y me levanté.
El tirón en el robillo al principio fue intenso pero a medida que caminaba éste disminuía. Seguí, lento pero seguro, sin detenerme hasta llegar a la colina.
No había nadie, estaba vacía. Él ya no está.
-Len...si es una historia bien contada, como las de los cuentos que me leías, tú vendrás aquí conmigo hoy, aunque sea sólo a despedirte- susurré más para mi que para ser oída por alguien. Me senté sobre el pasto y miré hacia el cielo.
Se veían las estrellas, el clima era agradable y el viento cálido movía mis rubios cabellos que habían sido despeinandos de mi peinado. Me intenté recargar en el pasto pero al poner mi mano izquierda sentí dolor. Había aplastado algo.
Tomé ese algo y lo alumbré con la luz de mi celular para verlo mejor, era un botón, un botón del uniforme de nuestro instituto; tenía unos puntitos dibujados cómo si alguien los hubiera hecho con una pluma correctora en un momento de aburrimiento durante alguna clase. Lo tomé y decidí guardarlo. Después volví a mirar al cielo y así me quedé unas cuentas horas antes de volver a casa y deshacerme en lagrimas en mi cama.
Ese árbol de cerezo nos vio llegar juntos al primero de secundaria, nos acompañó durante el segundo año y al final del tercero nos vio separarnos, sin embargo, ese árbol se quedará ahí, lo dejaremos para seguir con nuestro camino... al igual que Len conmigo.
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Estrellas para Rin
FanfictionRin y Len son amigos de la infancia que al crecer toman caminos diferentes, Len se va y Rin se queda ¿Podrán las estrellas juntarlos nuevamente?