Un caso en común

¡Por fin, una pista!

Había pasado ya otra semana, y habían investigado ya ambos cuerpos, y el de la última chica les había dado algunas pistas, pero no concretas. House seguía imaginando, pensando y colaborando en lo que podía, invitaba a John casa vez que necesitaba poyo, y Wilson por otra parte, era arrastrado por Holmes.

– ¿En serio, Greg? – Le miraba parpadeando John, mientras el otro intentaba entrar a la casa de la última víctima.

– Si, solo tu puedes llamarme así.

– Pero… ¿por qué?

– Dios… -Este volteaba a ver a John, Acercándose peligrosamente al rostro, pero entonces sentía una bola golpearle en la cara, y no era más que una bufanda de color azul oscuro hecha bola, y tras eso, se acercaba un Sherlock y un james caminando despacio hacia ellos.

– Lo Siento, se me calló la bufanda de mis manos…

– Claro, mágicamente se volvió una pelota y golpeo mi rostro.

– Lo siento, es que el Dr. James y yo, estábamos "jugando" si sabes a lo que me refiero. – Lo miraba desafiantemente

– ¿Jugando? – Preguntaba John a James.

– No se a que se refiere, el solo lo lanzó y ya – Le susurraba al rubio, el castaño.

– Ya, bueno entonces no te importará si hago esto… - Tomó al rubio de la mano, el cual de sorprendíoy sonrojó al mismo tiempo- Ya que bueno, Wilson te proporciona más que John.

– G-Greg! Que haces?

–¡¿Greg! – El castaño y el pelinegro musitaron al mismo tiempo, pero el otro ya había alcanzado a Wilson, rodeándolo por los hombros. – C-Claro, Wilson es mejor compañero.

–¿Q-Que?

–¿Mejor compañero? – Habló con enojo el rubio,  tomando a House fuertemente de la mano, volteandose y abriendo la puerta de la casa con un empujón, sin fijarse si había roto algo - Bien! Sherlock Holmes. Puedes quedarte con el Dr. James si quieres! – Entró soltando ya a House a la casa a buscar indicios.

– John, espera no es… – Musitó el castaño pero el pelinegro lo calló con una reacción que hizo ya que al momento de ver a John enojarse con él, el pelinegro lo había soltado tratando de ir tras él, pero House lo miró sonriendo y se contuvo. – ¿Sherlock, que es lo que tú y House tratan de hacer?... – Le decía cuando House los dejó solos en la calle.

– ¿Hacer?, no se a que te refieres… Vámonos, ellos podrán con "todo" solos. – enfurecido de dió la vuelta y comenzó a caminar hacia el lado contrario.

– ¿A dónde vamos?

– A cabo de sentir que mi celular vibró, es Lestrade. Otro cuerpo, pero es diferente, el me habla si es urgente, y es solo un mensaje. –Decía mientras sacaba su celular y se lo mostraba. – Otro cuerpo… Vivo.

Entonces, dentro de la casa, se encontraban los dos doctores, uno con una mente enfurecida, que revisaba pero no prestaba atención. Y el otro que estaba indagando minuciosamente y un poco celoso de que Holmes se fuera con James. Había varios libros en las estanterías, comida fresca en la nevera. Varios cuadros en la pared, pero estos se repetían. Eran de naturaleza. Supongamos, pensó él: Que los traía de diferentes parte del mundo. Así que tomó uno y lo inspecciono.