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—Bueno, ¿Qué tal se sintió? ¿Te encuentras bien? —preguntó Damien, mientras se abrochaba los botones de la camisa.

—Sí, estoy bien —sonrió sentado en la cama—. Normalmente, escucho que duele o que luego no puedes ni caminar, pero yo me siento como si nada hubiera pasado —meneo su cabeza.

Luego de que le dictarán las horas de vida que le quedaban, Pip pensó y pensó, ¿Qué iba a hacer? No tenía tiempo para ganarse la confianza de sus amigos de nuevo. Podía huir de la ciudad, cambiar su nombre, ya nada importaba. Y como nada importaba, le escribió a Damien para ir a su casa, y tener sexo con él. Si iba a morir, mejor que no sea virgen al menos. Lo único que le quedaba, era pasar sus últimas horas con aquel chico tan hermoso. Si iba a ser un muerto andante, debía tener una anécdota interesante, al menos una, sobre su miserable vida. Así cuando pasara al otro lado, podría decir que se acostó con alguien como lo era su nuevo amigo.

—¿Y ahora que hacemos? —preguntó el azabache, acostándose al lado de Pip.

—No lo se...podemos...¿Ver la tele? —se sentía algo incómodo, luego de lo que pasó.

—Claro —prendió la televisión.

Estaban dando Mean Girls. Y la escena no ayudaba en nada. Justo, era cuando Cady comienza a hacerle jugarretas a Regina.

El rubio bufo.

—¿Todo bien? —dijo su acompañante.

—Si tan solo...pudiera vengarme de Cartman así como en esta puta película —señaló la televisión, para luego mirar al chico a su lado—. No te lo he dicho, pero unas horas antes, estaba en una fiesta...y vomité encima del gordo —rodeo sus ojos—. Así que, bueno, en pocas palabras, estas hablando con un fantasma —Damien se hecho a reír—. Oye, no es gracioso, habló en serio —el chico detuvo su risa, de a poco.

—Deberías vengarte —señaló—. Podríamos ir a despertarlo, y hacerle alguna broma con su bebida —arqueo sus cejas.

—¡Si! Como hacerle comer mierda —río.

—O detergente —levantó sus hombros—. ¿Qué te parece? Vamos a su casa, y le preparamos algo.

—Podríamos decirle que es para la resaca, de otra forma, no caería.

—Perfecto —sonrió. Se levantó de golpe, y le ofreció la mano a Pip—. Vamos.

(...)

—¡Cuando dijiste lo del detergente pensé que estabas bromeando! —chilló el rubio, observando el cadáver de Eric, con su boca abierta y panza para arriba.

Damien rió.

—Oh, vamos. No exageres —dijo, haciendo un ademán con su mano.

—¡Mate a mí mejor amigo!

—Y a tu peor enemigo, Pip —frunció el ceño—. ¿Me vas a decir que no te sientes un poco...mejor? Piensa en como era, por favor. El mundo estará mucho mejor sin él.

El inglés observo el cuerpo, con tristeza. No se sentía nada bien, hacer que coma mierda hubiese sido más divertido, y con menos consecuencias. Bueno, el muerto sería él, pero al menos moriría feliz, partido de la risa.

—Hey —lo llamó Damien—. ¿Qué haremos ahora? Técnicamente, tu lo mataste, así que piensa una coartada, rápido —puso sus manos en su cintura.

El dedo pulgar fue directo a la boca del rubio, pensando y pensando. Cualquier remota idea era pésima, no sabía cómo deshacerse de un cadáver. Y los nervios lo consumían.

Vio a su alrededor, para inspirarse. Buscaba cualquier cosa que le sirva, y bingo.

—Tengo una idea —levanto su dedo índice—. Haré una nota de suicidio, imitando la letra de Cartman —se dirigió al escritorio, tomando papel y lapicera.

South Park AU HeathersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora