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—Buenos días, chicos —sonrió Kyle, acercándose a Stan y a Pip—. ¿Como han estado?

—Evitandote, luego de lo que me hiciste, creo que merezco una disculpa —espetó el azabache.

—Si, bueno, a nadie le importa —río leve—. Necesito que firmen esto —ofreció a ambos chicos—. Es para declarar un día especial por las víctimas de suicidio.

Su mejor amigo suspiro, para luego tomar la planilla, y firmar. Al terminar, se la paso al rubio, pero este, no la tomó.

—Yo no firmare eso —cruzó sus brazos.

—Oh, vamos. Tú novio fue quien se encargo de casi todo, ¿Y tú no firmas? —se burlo el líder.

—Parece que está vez, los rumores te llegaron tarde, porque Damien y yo, ya no estamos saliendo.

El colorado frunció su nariz, observando a su compañero con asco.

—Si, como sea, solo falsificaremos tu firma como hicimos con Butters, el chico está fuera del juego —río con maldad.

—¿Qué? ¿Qué le pasó? —consultó el muchacho, preocupado.

—Bueno, ¿Haz oído eso de...cuando los cerdos vuelen? En pocas palabras, Butters fue el cerdo —las risas volvieron, provocadas por su propio chiste. Pero se detuvo, al ver la seriedad en el rostro de Pip—. Eso pasa cuando los perdedores, intentan imitar a la gente popular...fallan —sentenció, alejándose de los muchachos.

Ambos, se apresuraron en correr, rumbo al hospital. Allí, se encontraron con Butters, se veía bastante mal, pero al menos seguía con vida. Preguntaron a los doctores si estaría bien, y así sería. Pero aún así, era una sensación horrible para el rubio, saber que, su mejor amigo intento suicidarse. Y probablemente, por su culpa.

Volvió a casa, con la mirada baja, y cansado.

Subió a su cuarto, feliz de que, al fin podría descansar. O eso pensó.

—Knock, Knock —sonrió Damien, entrando por la ventana—. Se que te gustan los buenos modales, pero bueno, estaba abierta —río.

—Vete de mi casa, ahora —respondió el inglés, asustado.

—Vamos, tengo una idea.

—Tus ideas son una mierda —escupió.

—No está, tranquilo, ¿Qué tal si...olvidamos el pasado, y nos preparamos para ir a la fiesta de graduación juntos? Te debo un baile, ¿Lo recuerdas?

El rubio no dudo ni un segundo más, y corrió a esconderse en el closet.

—Pip, en serio, me estas haciendo enojar...Y ni siquiera terminé de contarte mi idea —el chico escondido, sentía su corazón palpitar con locura, mientras se colocaba contra la puerta, aterrado—. En un primer momento, pensé que era tu culpa lo que pasó, pero luego reflexioné —hizo una pausa—. Y la culpa, es de todos esos hipócritas que están en la escuela. Ellos nos hicieron esto...por eso, merecen morir. Ya tengo sus firmas, será como un suicidio colectivo —río—. Quemamos la escuela, y luego, horneamos malvaviscos con el fuego, y los gritos —golpeó la puerta—. Pip, déjame pasar —golpeó de nuevo—. Estas agotando mi paciencia —se alejo, para respirar hondo, e intentar calmarse—. Contaré hasta tres —gritó—. Uno...dos...—se vio en el espejo, sintiéndose un idiota—. ¡Mierda! —se apresuró, y entró al closet a toda velocidad, encontrándose con el cuerpo de Pip, colgado—. Pip...no...—se sento en el suelo, en silencio, para luego parase de golpe—. Yo te vengare, lo haré solo, y veré el fuego consumiendo ese espantoso lugar...pensando en ti.

En cuanto el colgado notó , que el cuarto estaba en silencio, se desató de aquella cuerda falsa.

—Dios, deberías tener un premio por suicidios falsos —río Cartman.

—Cállate.

(...)

Allí se encontraba Pip, luchando fervientemente, por arrancarle la bomba a su ex novio de sus manos. Para salvar su escuela, para salvar a sus compañeros, y para entregar su vida, si era necesario. Para salvarlos a todos, excepto a Kyle.

—¡Maldición, Cartman, desde el inicio de tu estúpida historia fui un secuaz, un bulimico, un mal amigo y un villano! ¿Y ni siquiera me dejarás vivir? Me niego a seguir escuchando esto —chilló el pelirrojo.

—A mi me hizo ver como un suicida, pero es una historia interesante —respondió Stan.

—Además, ¿Por qué nos llamamos Kenny, si Kenny esta vivo en la historia? Eso no tiene puto sentido.

—Bueno, supongo que si no les gusta, no sabrán el final —agregó Eric, poniendo sus manos detrás de su cabeza, y acomodándose en su silla.

—Déjalo terminar, Kyle, todos queremos saber que sucede —se quejo Craig.

—Oh, esta bien —el de gorro verde, cruzo sus brazos.

Luego de varios minutos de forcejeo, Pip logró arrebatarle la bomba a Damien.

—¿Como lo detengo, Damien? ¡Dime como detenerlo!

—Que irónico, no podrás escribir tu sucia nota de suicidio —río Cartman.

—Sólo...llevala al campo de fútbol, y nadie morirá, excepto tú...

—Perfecto —comenzó a caminar, dispuesto a dar su vida.

—Pero yo no permitiré eso —en un movimiento rápido, el chico volvió a tomar la bomba, y corrió a toda velocidad hasta el campo, seguido por Pip.

—Damien, no —le suplicó, al borde de las lágrimas.

Algunas chicas de la clase lloriqueaban.

—Oh, por favor, es lo más tóxico que he leído —el pelirrojo, volvió a quejarse.

—¡Las críticas al final, Kyle!

—Yo...ya no tengo escapatoria, aléjate...y dale una luz de esperanza a nuestros compañeros, salvalos y salvate...—Pip se alejo, y detrás suyo, la bomba explotó, junto a Damien. Dejando al rubio, lleno de humo, y tristeza.

(...)

El chico volvió junto a sus compañeros, quienes se veían confundido al verlo.

—¿No estabas muerto? —preguntó Kyle.

—Supongo que no —observo al pelirrojo, para luego revisar sus bolsillos.

—¿¡Qué crees que haces!? —consultó, nervioso.

Pip tomó la vara de la verdad, levantandola en el aire.

—A partir de ahora, hay un nuevo sheriff en la ciudad —comentó, siendo el centro de atención—. Todos hemos sido malvados, y todos estamos rotos, pero a partir de ahora las cosas cambiaran...

El señor Garrison, preparaba una buena calificación para Cartman, los chicos estaban listos para aplaudir, y las chicas en cualquier momento gritaban.

—Y empezaré este nuevo ciclo, ¡Matando a Kyle! —con el poder de la vara de la verdad, Pip aniquilo al judío.

Luego de asesinar brutalmente al ser más maligno de la escuela, todo volvió a la normalidad. Vivieron una larga y feliz vida, sin ningún Kyle en ella.

—¡Fin! —grito Eric con alegría.

Todo el grupo lo felicito por su gran obra, excepto Kyle, obviamente.

Lo adulaban, y alimentaban su ego. Hasta que Butters, decidió hablar.

—Hey, Eric, tu cuento es muy parecido al musical de Heathers, ¿Te inspiraste con el? —preguntó con una sonrisa inocente.

South Park AU HeathersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora