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—¿Quién lo diría? —sonreía Bebe, observando a Pip, quien entraba al instituto.

—Yo si que me lo esperaba —exclamó Clyde.

El rubio fue pasando, escuchando los comentarios de sus compañeros, hasta llegar frente a Butters. Su mejor amigo, lo miraba con el ceño fruncido, y sus brazos cruzados. Aún podía escuchar a la gente hablando a su alrededor.

—¿Qué les pasa? —preguntó, no tenía ni un indicio de lo que pasaba.

—Pues, que a ti te gusta que te rellenen el pavo entre dos —chilló, furioso—. Y cabe la casualidad, de que uno de esos dos, ¡Fue Ken!

—No entiendo a que te refieres —negó.

Iba a retirarse, cuando Craig lo abrazó por atrás.

—¡Pero si es Pip! —sonrió.

—Nuestro mejor compañero —le guiño un ojo Ken, llamando la atención de Butters, quien se veía al borde de las lágrimas—. ¿Para cuando nuestra próxima salida? Quiero jugar Animal Crossing contigo —poso su mano sobre la mejilla del inglés, quien se aparto.

—¿Qué carajo se inventaron? —les gritó.

—Oh, Pip, bien sabes que nadie invento nada —Kyle, quien hasta ahora no había aparecido, se sumo a la falsa acusación—. Tu si que seguiste hasta el final, con estos dos —posó sus manos en los hombros del azabache y el rubio, para luego hacer un gesto obsceno—. ¿Sabes lo que es la dignidad? Porque en una escuela como esta, es inaceptable alguien tan...promiscuo.

El rubio negaba y negaba, pero toda la escuela, ahora estaba ahí. Se burlaban de él, y agregaban falsas anécdotas, en especial, Craig y Ken. Hasta que Damien apareció, dispuesto a partirles el culo a aquellos dos. Sin embargo, fueron detenidos. El señor Mackey, fue quien se puso en el medio, para parar con esa locura.

Horas más tarde, Pip lloraba sin cesar, apoyado sobre Damien. No entendía como había tanta maldad, tanta codicia, tanta búsqueda por pertenecer a algún lado.

—Oh, vamos, he hecho cosas peores, y solo por esto lloras —se quejó Cartman—. Digo, deberías pensar en mis sentimientos, porque me estás haciendo sentir mediocre.

—¡Cállate, Kenny! —chilló, hartó de tener que escuchar las palabras de su amigo muerto. Aquello llamó la atención de su novio, quien ahora se veía sorprendido—. Lo siento, yo...pensé que todo se acabaría cuando Cartman no este, sin embargo, las cosas se han puesto peores incluso.

—Bueno, ¡Es lo que pasa cuando la perra de Kyle se revela! —volvió a decir el fantasma, siendo más molesto muerto, que vivo.

—Tengo una idea —sonrió Damien.

—No, ni lo sueñes. Tu última idea, terminó con un cadáver.

—Está no será así —tomó las manos del chico—. Sólo creo...que debemos asustarlos.

Pip negó.

—No, lo que tenemos que hacer, es aceptar nuestro destino. Vivir como adolescentes normales, y ya —sonrió con dulzura, buscando la aprobación del otro—. Podemos sólo, ir a fiestas, al baile, estudiar para nuestros exámenes...

—O, podemos hacerles una broma pesada. Para que no se metan con nosotros de nuevo —el rubio miró al suelo con tristeza—. Sólo, una vez más. Los asustamos, y te prometo...que podremos ser adolescentes normales.

(...)

Y otra vez, Pip cayó en la trampa.

Damien le prometió que sólo iban a asustarlos, que usarían balas falsas, y ya. Pero como dice el dicho, la confianza mata al hombre. Aunque al menos no lo mato a él. Tenía que rescatar lo bueno, de su deplorable situación.

South Park AU HeathersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora