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Los primeros meses de matrimonio es un cuento de hadas para los novios. Besos, abrazos, muestras constantes de afecto y compresión siempre están. Pero con el transcurso de los meses las discusiones y peleas comienzan aparecer. Con el tiempo la distancia comienza hacer aparición en la relación. Eso pasaba con un matrimonio joven, una desempleda mujer se encontraba cortando en rodajas las papas. Su mirada estaba perdida, no sabía que estaba pasando con su matrimonio. Su marido pasaba menos tiempo con ella, ya no compartían como antes. Siempre llegaba a casa solo a descansar, los mimos y los detalles estaban desaparecido por completo. No era un mal marido jamás le encaró nada, nunca la agredió, pero parecía que su amor hacia ella hiba muriendo lentamente. No lo entendía, se conocían desde los 15 y se enamoraron a los 17 y se casaron a los 23. ¿Porque su matrimonio estaba muriendo siendo aun muy joven? Apenas cumplían un año ¿Estaba haciendo algo mal? Simpre lo atendía bien, le daba toda su atención. Su cabeza estaba echa un lío.
El sonido de la puerta cerrarse hizo que tu mente volviera, te lavaste las manos y te quitaste el mandil. Con pasos normales te acercaste a la sala para darle la bienvenida a shoto. Había algo diferente en el, no era el shoto de todos los días, esta vez estaba sonriendo...
- bienvenido a casa, cariño.- hablaste mientras tomabas su maleta donde estaba su traje de héroe.
- buenas noches- habló con una sonrisa, Demasiado extraño.
- luces muy feliz hoy, paso algo en el trabajo?.- hablaste mientras tomabas sus manos, Su felicidad era la tuya.
- no es nada. - hablo mientras acariciaba tu cabello.
- bueno, te bañaras antes o después de comer?
Lo abrasaste después de hablar, hace mucho que no tenían un momento así... algo no andaba bien shoto olía a perfume. el no lo usaba además el perfume era de mujer y el olor de tu perfume era distinto, sin duda era de alguien más.
-Me bañare ahora.- este se separó de ti un poco para besarte en los labios.
-bien, prepare la bañera. Debes estar agotado.- hablaste mientras te separaba de él para dirigirte al baño.
-Si que lo estoy.- sin más este se marchó a la habitación que compartían ambos.
Los días habían pasado, shoto solía venir siempre con una sonrisa a casa, pero también con el olor del perfume de una mujer. También había comenzado a llegar tarde a casa. También sus actitudes que tenía te hacían sospechar. Habías llegado a pensar que quizás tenía una amante... y eso te atemorizaba.
Eran las 10:50 era muy tarde, después de todo el debía estar en casa a las 7. Habías cenado sola como en los últimos días. Ahora la única actividad que compartías con shoto había desaparecido. Ese día tenias más frío de los normal y por alguna extraña razón estaba ansiosa y asustada. Estabas acostada en el en sofá con la mirada en la puerta, ultimamente te sentias como un perro esperando a su dueño.
