Capítulo 2

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De Demian a Isak.

La primera vez que vi a George Danielson no fue hace mucho tiempo. Quizás unos dos meses antes del accidente. Y juro por mi vida, que desde ese momento no pude olvidarlo. Su rostro, su nombre y su voz se quedaron grabadas en mi cabeza, a pesar de que el ni siquiera sabe que existo.


Nicolás, de quien ni siquiera me acuerdo el apellido, era uno de los clientes más fieles de mi abuelo. Solía venir todas las semanas a buscar más de nuestros caramelos. Un drogadicto de primera. De cabello negro, ojos oscuros y piel morena, Nicolás no sobresalía para nada. A mis ojos, era un tipo desalineado más.


No lo conocía, ni me importaba conocerlo. Sin embargo, hace dos meses, detrás de ese hombre ordinario estaba George. Ese chico, joven, con cabellos rojos y extravagantes, con esa expresión nerviosa e inquieta que lo delataba perfectamente, la manera en que tensaba los labios mientras Nicolás hablaba conmigo.


El no pertenecía a ese lugar, con un montón de criminales caminando por las calles y gente de clase baja. Se podía ver la diferencia de nuestras jerarquías sociales a primera vista. George lucia elegante, brillante, con ropa cara y cara de niño. Yo, guardado tras una máscara pasa montañas, no podía apartar la mirada de él.


“¿Y ese quién es?” Pregunte con tono tosco, carcomido con la curiosidad pero ocultándome tras la desconfianza.


Nicolás hizo un gesto para restarle importancia al asunto como si eso no importara en lo más mínimo, y luego de comprar lo que deseo, se marcho. Estuve un día completo dándole vueltas al asunto, al chico desconocido de cabellos rojos que acompañaba a mi cliente, en lo hermoso que se veía y en lo inalcanzable que era.


Y al día siguiente, tuve la fortuna de volverlo a ver.


Esta vez vino solo, temblaba y parecía más asustado que la vez anterior. Toco la puerta de mi casa y solo atine a ponerme una gorra y un barbijo desechable. Por alguna razón, no quería que viera mi rostro. Me daba vergüenza. Era un sentimiento que no entendía en lo más mínimo, porque nunca había experimentado algo así.


“No vuelvas a venderle drogas a Nicolás.” Me increpo con la valentía de un hombre adulto, con una voz determinante, a pesar de que temblaba brutalmente de pies a cabeza.


“¿Y tu quien eres?” Pregunte perplejo, mas sorprendido que a la defensiva.


“George Danielson, alguien que puede llamar a la policía si vuelves a venderle drogas a mi…a Nicolas.” Dudo a último momento pero no cambio su mirada seria. “Es una advertencia.”


Juro que en ese momento me falto el aire. No sabía que relación tenían Nicolas y George, ni porque a un chico tan hermoso le preocupaba que un tipo como Nicolas desperdiciara su dinero y vida en drogas, pero su actitud me hizo desear volver a verlo. Así que no pare de venderle a Nicolas, porque quería ver a George enfrentarme de nuevo, aparecer ante mí, como el ángel que era y que iluminaba mi vista en aquel lugar de mierda.

Preso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora