Capítulo 3

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Desprotegidos.

Una de las cosas que me parecían más curiosas de él, era que parecía haber perdido el miedo una vez que me presente como Isak. Eso era tanto bueno como malo. Claro que me encantaba el hecho de que George se mostrara de una forma más abierta y confiada a mí alrededor, pero el gran problema es que yo no era aquel Isak de quien hablaba el pelirrojo y no podía brindarle la misma protección que ese tipo podría haberle brindado.

Si hubiese sido por mí, le hubiera pedido a George que nos quedáramos en aquella celda para siempre. Pero, claro, en la vida real eso no funcionaba. Los guardias aparecieron para golpear nuestras rejas, indicando que era hora del almuerzo.

“¿Estás bien, Isak?”

Trate de relajarme pero mi corazón latía furiosamente en mi pecho mientras avanzábamos por los pasillos. Podía sentir la mirada de la mayoría de los reclusos en el chico a mi lado y la idea de que alguien se nos acercara parecía muy real. Había silbidos y algún que otro comentario respecto a la dulce apariencia de George, porque si, ese chico apenas llegaba a la mayoría de edad. Para gente retorcida, George lucia como la muñeca inflable perfecta.

“Sigue caminando.” Apresure al ver que George caminaba de manera muy lenta.

Mis ojos buscaban a Elías con la mirada. Generalmente me sentía bien cuando el mafioso no estaba cerca. Sin embargo, ahora sería un buen momento para que apareciera. Al menos su presencia evitaría que otros tipos miraran en mi dirección y, por efecto dómino, tampoco mirarían a George.

“¿Estas buscando a alguien, Isak?” Pregunto con genuina curiosidad, voltee a verlo a los ojos y note que estos estaban bastante hinchados.

Sabía que había estado llorando, se notaba en su piel. Se mordí la lengua. Quizás seria buen momento para decirle que yo no era Isak, que simplemente había mentido, pero que quiero brindarle mi ayuda. Nada sale bien si uno miente. Tenía que ser sincero ahora y reparar este error, quizás de esa manera podíamos buscar al verdadero Isak y estar protegidos.

“No me llames Isak.” Dije, sin embargo. “Es un nombre que solo tu padre y yo conocemos. Me llaman Demian aquí.”

“Oh.” George asintió como si aquello tuviera sentido y tuve pena por haber utilizado su ciega confianza. “Lo siento, Demian.”

“No te disculpes.”

[…]

Una vez dentro del comedor, nos sentamos en una de las mesas más lejanas, casi al fondo. Antes me sentaba junto al grupo de Elías, casi en el medio, pero eso tipos tampoco eran de fiar. Lo mejor sería ocupar una de las mesas vacías y poco usadas, para captar la atención de Elías.

“¿Esto siquiera es comestible?” Pregunto con una gran expresión de asco George.

Si, esa también había sido mi primero pensamiento cuando vi la comida de la cárcel, pero jamás lo hubiese dicho en voz alta. Era obvio que el pelirrojo venia de otra clase social, seguramente no estaba acostumbrado a comer nada que no estuviese fresco. Aquí había cosas que ni siquiera sabía hace cuando no estaban vencidas.

Trague saliva mientras mi mirada se conectaba con otros tipos. George debería comenzar a ser más reservado con sus expresiones.

“Siendo sincero, no estoy seguro.” Suspire para voltear la cabeza y mirar a George con una sonrisa a medias.

El chico pareció divertido por mi comentario por lo cual se rio y yo no pude evitar corresponder ¿Hace cuanto que no me reía? Se sentía como añares. George soltó algunas opiniones sobre la comida hasta que mis ojos se encontraron con la figura de Elías Menken y me tense.

“Ya vengo, no te muevas de aquí.” Ordene mientras me levantaba de la mesa. “Hay guardias en todas las puertas, estando en esta mesa solo nadie se te va a acercar a causar problemas.”

“¿Dónde vas?” Pregunto el pelirrojo con un tono de angustia en su voz.

Sabía que posiblemente se sentiría desprotegido.

“Ya vengo.” Repetí.

Me aleje con pasos fingidamente calmados hasta que me detuve frente de Elías. No solía buscarlo por mi cuenta porque a él no le gustaba, él era el dueño y yo la mascota. Elías siempre solía decir que el tenia todo el derecho de hacer todo lo que quisiera conmigo y yo solo debía obedecer.

¿Lo estaría desobedeciendo? Eso me ponía nervioso.

“Elias.” Lo llame por su nombre y al ver su expresión, me corregí rápidamente. “Sr. Menken.”

“¿Si?” Pregunto tosco, casi malhumorado. “¿Por qué no estas sentado en la mesa con los demás?”

Carraspeé mi garganta mientras me armaba de valor para hablar.

“Me preguntaba si podía sentarse hoy conmigo, en otra mesa…” No tardaron en escucharse los comentarios burlones de los hombres cercanos. “Quisiera presentarle a alguien.”

Uno de los tipos se rio.

“¿Tu nuevo compañero de celda?” Pregunto divertido. “¿Por qué no me lo presentas a mi mejor?” Cuestiono.

Inspire aire para calmarme porque sentía que me estaba metiendo en un gran problema. No quería que George llamara la atención pero gracias a ese comentario, todos los reclusos alrededor comenzaron a hablar de él. El nuevo juguete. Mierda.

Elías me miro de arriba abajo, posiblemente preguntándose qué me había puesto tan nervioso. Mi mano derecha comenzó a temblar y la tuve que esconder tras mi espalda. Le devolví la mirada a Elías y casi le rogué con los ojos, pero este parecía haber puesto uno de aquellos muros de hierro.

“Hm.” El mafioso dirigió entonces su mirada atrás de mis hombros y yo hice lo mismo para descubrir que George seguía sentado en donde le había pedido, mirándonos. “Es lindo.”

“Es inocente.” Respondí de repente, sin saber porque, quizás deseando apelar a una parte humana de Menken.

“No lo será por mucho tiempo.” Determino el mafioso encogiéndose de hombros.

Era una verdad bastante cruel.

“¿Vendrás?” Pregunte con un hilo de voz.

“No, no estoy interesado.”

[…]

“Pareciera que vas a llorar, Isak…perdón, Demian.” George puso una de sus delicadas manos en mi hombro y fue como otro golpe a pesar de que sabía que estaba tratando de consolarme. “Si hay algo que puedo hacer por ti…”

Negué con la cabeza, riéndome entre dientes. No había forma en la que pudiera ayudarme. No solo no había logrado conseguir que Elías conociera a George, sino que ahora no se había sentado conmigo. Los rumores de que Elías había abandonado a su juguete comenzaría a estar en boca de todos y, joder, si eso pasaba, tanto George como yo estábamos muertos.

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⏰ Última actualización: May 16, 2020 ⏰

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