O2: Puertas cerradas no mienten.

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La música abajo me distrajo lo suficiente como para salir de mi ensoñación y suspirar profundamente, mientras me ajustaba las botas y finalmente me ponía de pie, estirando mi cuerpo y de nuevo ajustando mi camisa dentro de mis pantalones negros.

No quería bajar, no iba a mentir al respecto.

Porque el hecho de que yo aún estuviese conectando a JungKook debido a todo lo que habíamos pasado, no quería decir que era lo mismo con los demás.. con esas personas a las que yo había considerado amigos y que me habían apuñalado por algo que ya no debería significar más en mi vida.

Me había prometido superar todo lo que se me pusiera enfrente, desde un idioma hasta un amor que me había consumido hasta los huesos porque nunca fue mio y porque le entregué mas de lo debí.

Hurricane de Halsey, resonó por el pasillo, mientras me aventuraba de nuevo a las llamas del infierno del que salí apenas y tomé un nuevo respiró, deslizando los dedos por las hebras rubias de mi cabello y a cada paso, más voces y más recuerdos.

I'm a one night stand
Don't belong to no city
Don't belong to no man
I'm the violence in the pouring rain.. I'm a hurricane.

Apreté los labios ante el estribillo de la canción y finalmente bajé las escaleras, parpadeando rápidamente ante la luz más fuerte del lugar y recibiendo entonces la atención no tan deseada del grupo al que JungKook había insistido incluirme hace años.

Los latidos desesperados de mi corazón no afectaron en lo más mínimo a la sonrisa que tanto tiempo me tomó construir, mientras observaba rápidamente a cada uno.

Ellos sin embargo, no se molestaron en fingir mejor que yo.

Cómo si todo hubiese ocurrido abruptamente, el silencio sólo fue interrumpido por la melodiosa música que seguramente mi mejor amigo había elegido esa noche, mientras los cuatro chicos restantes me observaban en silencio y, finalmente, se levantaban de sus asientos y se inclinaban respetuosamente, como si yo lo mereciera después de tanto.

Mi sonrisa titubeó, mientras asentía hacia nadie en particular y me acercaba casual, como si de verdad quisiera estar en su mismo lugar, respirando la incomodidad y el montón de problemas que surgirían si decidía no quedarme callado y fingir que todo seguía siendo igual a como lo fue con cada uno.

—JiMin, hola, buenas noches. —TaeHyung murmuró, sonriendo incómodo. —Estas muy lindo.

Algo picó en mi boca, mientras le daba un rápido vistazo y, juro por dios que no estaba pensando en romper mis propias reglas, pero verlos tan.. ellos, encendió la venita sádica que no sabía que tenía bien guardada.

—Mejor que tú, por lo que veo. —Murmuré, escuchando jadear a JungKook con anticipación. —¿De quién es tu bebé?

TaeHyung cubrió su vientre apenas notable con ambas manos y un sonrojo se extendió por sus mejillas, antes de que bajara la mirada al suelo y riera ante el propio nerviosismo.

Yo conocía ese sentimiento. Lo había vivido en carne propia, tan avergonzado como para intentar ocultarlo con una sonrisa falsa que me cansaba el rostro y la existencia.

—Por lo menos sabes, supongo. —Susurré, observando su rostro caído.

—JiMin, por favor. —JungKook apretó mi hombro, pasando de todos los demás. —Estamos bien ¿verdad?

¿Qué?

Asentí inmediatamente, recordando todo lo que me había dicho a mi mismo desde que subí al avión en Milán y hasta que pisé Corea.

Recuperar un poco de lo que fui, un poco de mi alegría y un poco de mi esperanza por el amor y mi mejor amigo. No había otra razón, por mucho que insistiera en que sí, que existía algo más profundo que recuperar.

—Está bien, ¿podemos servir las botanas mientras nos acomodamos por charlar? JiMin. —SeokJin, el mayor del grupo habló. —Realmente estoy interesado por saber un poco de tu carrera.

Golpeé el interior de mi mejilla con la lengua y asentí, solo porque SeokJin no merecía recibir una grosería de mi parte cuando, además de JungKook, había sido el más humano conmigo y mis estúpidos sentimientos.

Él asintió de vuelta, guardando las manos dentro de sus bolsillos blancos.

—Anda, hay mucho de que hablar.

En eso tenía razón, yo tenía mucho que hablar pero no con ellos.

Deslicé mi rostro de falsa alegría y me dirigí a la cocina junto a JungKook, escuchando como las voces retomaban su conversación y, mientras mi mente se apagaba una vez más y mis manos se movían acomodando los aperitivos ya preparados, JungKook me abrazó por la espalda.

Su acción no me paralizó, yo era más bien insensible ante ese tipo de afectos y podía seguir como si nada, porque no me afectaba y no me hacía sentir nada.

Yo siempre sentía frío e incomodidad ante las muestras de cariño y aunque podía sonreír para aparentar otra cosa, la triste realidad es que me habían jodido tanto que ya no podía sentir.

Vivía porque podía, pero no tenía un sentido en específico porque cuando alguien te destruye desde adentro y pisotea tu autoestima como lo hicieron con la mía.. las secuelas pueden ser tan horribles y desastrosas.

Y mientras más tiempo permanecía abrazado, moviendo las manos y pensando en muy pocas cosas, más me convencía de que el problema no era ni de cerca, lo que yo creía.

Estábamos rotos. Yo, JungKook.. todo lo que yo creía en esos momentos y sin embargo, me negaba.

Las voces de los demás se callaron de nuevo y no se, dios, yo podía ser muy intuitivo de vez en cuando y saber que nunca me dejarían las cosas fáciles.

Quizá por eso los odiaba.

Loto © YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora