JungKook atrapó mi muñeca al instante en que mis ojos se movieron hacia la puerta de salida trasera, deteniendo mi inminente huida que no era una como tal, si no que yo intentaba darme un buen respiro a lo que se avecinaba.
La voz en mis pesadillas aún se filtraba a través de la aparentemente delgada pared y mi entrecejo se frunció un poco, comprendiendo al fin que huir ya no era una opción.
—No, basta. —JungKook pronunció, apretando el agarre en mi sensible piel.
Conecté su mirada con la mía y sonreí, sin intención de hacerlo porque todo lo que me transmitía era un total carajo.
JungKook de entre todas las personas en esa sala, no podía venir a pedirme algo cuando él nunca se sintió tan miserable y poca cosa en algún punto de su vida.
Sin embargo, él también era la principal razón por la cual yo había regresado a un país en el que ya no tenía nada. Quería re construir nuestra amistad y dejar de culparnos por algo que.. por algo que nunca debió fracturar nuestra amistad en primer lugar.
Ya un poco más convencido ante mi lucha interna, asentí y él deshizo el agarre, masajeando su nuca con nerviosismo.
—En el fondo sabias que YoonGi también quería verte.. así que no puedes culparme porque este aquí.
Pero lo hago.
Negando ante mis propios pensamientos, señale la puerta a su espalda, la que nos dividía de todo ese caos.
—No importa Kook, estoy aquí por ti y no por ninguno de ellos.
Los labios de JungKook se abrieron, listo para decir algo pero terminó por apretarlos en el último momento y cuando su mirada se deslizó lejos de la mía, entendí que había algo más profundo que esos movimientos nerviosos.
—¿Algo que decir? —Traté de empujar, pero se resistió lo suficiente, haciendome admirar por alguna otra vez.
La verdad sea dicha, Jeon JungKook era un cotillla que nunca se guardaba nada y que estuviese negándose a la idea de soltar sus palabras, era algo bastante digno de admirar.
Mi curiosidad pareció tocar fondo, cuando lo vi unir sus manos en un claro acto de desesperación.
Tal vez no quería que las palabras se convirtieran en puños dentro de su preciosa y bien cuidada sala.
—Se que te pido demasiado y también se que no tengo derecho a pedir algo siquiera.. pero por favor, JiMin, quédate al final y escucha lo que tiene que decir.
Mi entrecejo de frunció ante la elección de palabras y ladee el rostro con consternación. No podía entender lo que quiso decir y aquello empezaba a molestarme.
—¿Tiene que decirme?
JungKook asintió de nuevo y dio media vuelta, apresuradose a salir con las manos ocupadas por los bols y una que otra bolsa de frituras.
Suspiré tan profundo que el pecho me dolió y haciendo de lado la sensación amarga en el estómago y la garganta, tomé las latas de cerveza y las abracé contra mi pecho, sintiéndome ligeramente contraído por el contraste helado.
Las pulseras en mis muñecas chocaron contra el aluminio y salí de una buena vez, decidiendo que lo que fuese a pasar, tendría que hacerlo de inmediato o me vería en la necesidad de ser brutalmente cruel con las personas que andaban creyendo que en su vida lograría perdonar toda la mierda de palabras que me habían hecho tragar.
Mi seguridad pareció flotar, recordando que ya no era el mismo JiMin obeso, lleno de inseguridades que fácilmente era aplastado por no encajar en el estándar de belleza que cada hijo de puta en esa sala traía consigo.
O al menos esa de la que tanto alardearon en el pasado.
Ahora, yo era el JiMin que había crecido y madurado. El mismo que se había vuelto independiente, confiado, hermoso a su vista y a la de muchas otras personas.
Entonces.. ¿por qué me afectaría que Min YoonGi de entre todas las personas, estuviese de pie en medio de la sala con sus torpes ojos puestos en mi?
Y el tenía el mismo brillo cautivador y la misma sonrisa hermosa.. junto a esas características que me habían vuelto loco. Pero tenía que recordar que detrás de esa fachada preciosa, se escondía un alma podrida y demasiado creída como para aceptar el amor del "obeso antisocial" al que se encargó de enamorar para que le hiciera las tareas, mientra su objetivo principal era su mejor amigo.
Sonreí.
Lo hice incluso si la misma ya nunca pudo reflejarse en mis ojos.
Min YoonGi me había destruido tanto, que lo que tenía frente a él sólo eran los pocos pedazos que pude recoger en mi inestable camino.
Pero eso nunca lo sabría.
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Loto © YoonMin
Fanfic"La última vez que vi a YoonGi, él estaba profundamente enamorado de mí mejor amigo. Y yo, tontamente, creí que podría contra ello."