Ángeles Caídos: Costa del silencio

Matar o morir

Hace un año atrás Los Ángeles, California

Jessica se encontraba en un bar, era acompañada de un chico muy guapo. Él era un doctor, habían estado saliendo un par de meses atrás. De cierta forma ella se sentía enamorada de ese hombre, la cuidaba y la protegía, aunque no fuera necesario; pero luego recordaba su pasado y ese cariño se esfumaba con la velocidad que aparecía.

Cuando ella iba saliendo, sintió algo extraño. Fue entonces cuando escuchó que algo se estaba moviendo. Le dispararon a su chico frente a ella. Una flecha contra su pecho lo derribó y perdió el conocimiento.

Jessica no se sorprendió en lo absoluto de lo que había sucedido. Dirigió su mirada hacia la oscura calle que había frente a ella, esperando a que el atacante saliera.

Diego Ivanov salió de entre las sombras, llevaba su arco en las manos y unas flechas en un carcaj en su espalda. Él le estaba sonriendo a ella. Hace un par de años, él había sido encerrado en las tierras que le pertenecían a Asmodeus, un lugar que le dónde iban los ángeles caídos. Doce años después había escapado con un solo objetivo: la purga del concejo.

Diego había llegado tan lejos para alcanzar sus metas que había formado una alianza con los ángeles caídos, sobre todo con el cónclave de Glliss; había formado una alianza también con los nephilims, incluso tenía seguidores dentro de los oscurecidos. Un hombre quién Adrián debía de temer. Sobre todo porque él había sido capaz de abandonar a su hija. Sea lo que haya pasado en ese infierno lo había cambiado por completo, sobre todo desde la desaparición de su esposa Helena.

La llegada de Diego no significaba nada bueno para ella.

-Ha llegado el momento-le dijo Diego caminando lentamente hacia Jessica-. Los caídos que estaban encerrados en el templo escaparon. Tienes que volver por tu sobrino.

Jessica no le respondió de inmediato.

-No llamaré a Marcus para que luche en una guerra que el desconoce-le espetó ella.

-No lo veas de esa manera, Jessica-le dijo Diego sonriéndole y bajando su arco-. Glliss será destruida, eso es inevitable. Marcus tarde o temprano se verá en vuelto en una serie de complicaciones, así que será mejor que procures estar con él. Cuando inicie la guerra, los primeros en ser atacados por Azazel serán ustedes, sobre todo Marcus.

-Bianca cuidará de él-le respondió Jessica.

- ¿Qué tal si ella muere? –preguntó Diego.

Se le formó un nudo en la garganta a Jessica, el hecho de pensar en que su hermana muriera, le provocaba temor dentro de ella.

-Entonces a eso temes, ¿no? –dijo él viendo el miedo brotar en los ojos de Jessica-. Bianca es la mano derecha de Marck Delacour, el líder del cónclave en Glliss. Sin embargo, con la llegada de los repudiados y dos Guerreros Especiales, ella corre gran peligro, Jess.

- ¿Qué es lo que tengo que hacer? –preguntó Jessica con miedo.

Diego se rio, había esperado que esa conversación se diera mucho más difícil, pero había sido fácil encontrar su punto débil. Diego guardó su arco en una piedra Nurm, dicha piedra colgaba en su collar, en las que brillaban otras cinco piedras de diferentes colores cada una.

-Tienes que volver con Igor Lundgren, él te dará tus próximas instrucciones-le explicó Diego.

- ¿Prometes cuidar de mi hermana y mi sobrino? –preguntó Jessica mientras lo señalaba con un dedo.

-Y de tu cuñado también-bromeó él con una sonrisa-. Algo que no debes olvidar es que debes realizar los preparativos para volver a Marcus un nephilim. Tienes que hacerlo sin que Igor se dé cuenta.