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Mis ojos ya mucho más ligeros y no deseando estar cerrados se abrieron anunciando la llegada de la bonita mañana, como todos los días de tal época los días no eran suficientemente nublados más sin embargo el sol no se presentaba, días blancos así los llamo, porque las nubes no eran negras ni grises, eran blancas y me encantaba. Me paré de la cama como de costumbre con un desastre de pelo y cara. Mi maquillaje que la noche anterior olvidé quitar me hacía parecer un Joker muy sádico, de seguro sería un mejor Joker que Leto.

Entre a la no muy amplia ducha y precedí a dejar que el agua me terminara de despertar y no oler desagradable en el disfraz horrible de elfo que me hace sudar como una cerda.

Me peiné el cabello y me coloqué una leve capa de maquillaje, nunca me han gustado las cosas en exceso así que todo con medida, siganme para más consejos.

Me coloqué mis pantalones negros no muy llamativo pero muy cómodos, una blusa gris que se observaria por mi chaqueta beige claro. Y me cabello perfectamente peinado, nunca me había arreglado así. Luego de convencerme a mi misma de que no lo hice por Robert salí del lugar para dirigirme a mi trabajo al bajar del bus me consentí con un café para el momento, y compré uno para Kim también, desde lo del otro día aún me siento culpable.

Llegué, esta vez más temprano de lo que últimamente estaba llegando y la sonrisa de Kim no se hizo esperar, le entregué el café y la saludé de la mejor manera.

Ok, tengo que aceptarlo, si. En todo el trayecto del bus esperaba ver a Robert o en la plaza, pero no, no lo vi.

¿Por qué es tan raro, esconderá algo? Me cuestionaba mientras colocaba el sofocante y exhaustivo traje en mi cuerpo, me observé en el espejo y me impresionó que Robert me invitara a caminar mientras yo lucía así.

—...Estos son de muy buena calidad, aunque si lo que busca es darle un tono más obscuro tenemos este...— Kim hacia su trabajo mientras yo sólo estaba en el mostrador con el codo en este y la palma sosteniendo mi rostro.
Y cuando Kim volteba fingia que hacia algo. Pero es que no tenía algo que hacer ese día definitivamente no era el mejor para la tienda pero así era eso.

Entonces mientras observaba el cristal de la tienda (claro no estaba tratando de encontrar a Robert) vi a un hombre, un hombre alto de buen parecer y con el cabello ligeramente blanco.

Estaba observando algo, y al tratar de ver lo que miraba fijamente me encontré con Kim.
¿Será qué...? Ay si de seguro si.

Creí que algunos necesitaban de Eli la cupido entonces tendría que hacer mi papel.

Salí del mostrador mientras me aseguraba que Kim no me viera, pero estaba muy entretenida atendiendo o asesorando a sus únicos clientes, una pareja muy joven con un bebé en camino.

Salí y disimuladamente me acerqué a él, como un Jaguar acecha su presa antes de cazarla, y si mis flechas de cupido funcionan, también terminará cazado. Pero con S.

—Hola señor.

Lo saludé mirando para donde él miraba y ahí confirmé que si estaba viendo a Kim.
Me miro exaltado cuando le hablé, como si un fantasma lo hubiera espantado.

—¡Ah Hola! ¿Y tú eres?— preguntó y me miró por un segundo para luego seguir viendo a Kim.

—Yo soy la empleada de ella, y me percaté que esta observandola.

—¡Ah si! ¿Y que quieres?

—Que entre y que la conozca.

—¿Para qué?

—Para que la invite a salir y no tenga que parece un acosador.

—¿Quien dijo que la quería invitar a salir?— preguntó nervioso.

Mira arriba °Robert Downey Jr°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora