VIII. Vaivenes y polaridades.

14 0 0
                                    

Complicado estado,
materia abstracta,
peso en el pecho,
indeseable,
indeseado.

¿Qué mierda (me) está pasando?
¿Qué es esto que pienso?
¿Por qué me duele tanto?

¿Es acaso él tu única salvación?
¿Acaso soy yo simplemente una variación?

Quizá su ancla no sea tan fuerte como la mía, quizá tu barco no está tan amarrado como imaginas.
Ojo que puede soltarte en cualquier momento.

Egoístamente quiero que lo haga, es decir, qué mejor que tenerte nuevamente para mí.

Me odio profunda
e incisivamente por eso y más
porque no tengo una razón.
O quizás sí pero mi mente elige callarla.

Ni siquiera yo estoy segura de mí misma, ni siquiera estoy segura de que esto es real y súbitamente exista.

Solo siento amor, cariño y adoración.
No sé muy bien qué significado tenga,
tampoco quiero indagar demasiado.

Odio la retrospectiva,
odio acudir al pasado, y
odio arrastrarme por respuestas.

Sentí un peso inhumano en el corazón ante tal inminente declaración.
Me sentí desechable,
estar dando demasiado nunca es bueno si no hay repercusión.

Me sentí un residuo, una partícula polulando por el aire en un lugar del que no tengo jurisdicción.

Me perdí jugueteando entre vaivenes y polaridades.

Y también me rendí.
Y también quiero irme.

¿A dónde? No sé.

Ambrosía celestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora