final alternativo; O1

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"̯͓̙̱̫͖͞O̶̢̭̞͈̗̰̕h̵̥̞̺̜̮̟͇͟ ̼͘͡ń̛҉̦̭o̹̙̜̼̦̱̦̙͘,̪̥̙̬͍̗̝̼ ̶̟̗̳̖̭͚̥͝¿̜͖̮̖̀͢͞Q̗͕̬̯͚̩̮͞u̵̯̙̭͖͚̣͙̕͠é͈̫̹̯̱̯͠ ̰̟̬͟h̶̢͚̜̦͙̹̣̼͡i̲̫͖̗c͏͏̧̥͉͓̼i͓͙̣͍͈͜ś̩̟̀ṯ̴̣̪͍̳͠e̹̭͠͝ ̴̙̣̼̗̯̟p̵̢̙̪e̶̖͓̳̳͖q̙̱̜̥͝͠u̺̩̥̥̺͙̼͜͟e̩͕͖̺̹̝̕ñ̠̝̝͚͎̜̱̙̥a̳̖͇̝̟͕͇͎̹̕?̩̹̫̠̞̳"̢̠̼̦͚̱͟

Quería evitarlo, pero era imposible. Estaba sucediendo de nuevo.

D̸̬̗̪̱̏͆̚i̵̘̾c̶̛̖͙̼e̸͙̫̬̽n̶̰̤͗̀̔ ̸̘̬͐̉q̵͕̠̣̈́̅ű̶͓̈̄͊e̸̡̪̗̙̔ ̴̳̩͂̾͋e̷̢͐͒̂̀s̸̖̱͍͕͆̉̈̂ ̶̼̘͓͙̽u̸͎̹̘̒n̷̞̭͍̦͆͌ ̷͔͈͋͑m̴̞̭̚̕o̸̞͒̂̀̀ń̴̼̜̽́ṡ̶͓̦̮̟t̴̩̺̙͗͋ȓ̵̤̮̂͐͊ṵ̴͉̌̋o̸̮̞̫̍ ̵̡̖͙̤̑h̴̘̥̀̈́͒͝ơ̵̥̟̘̆̓̒r̷̜̞͇̅ȑ̵̯́̔͘ĩ̷̢̱̫̈́b̷̘̗̜̭́̊̎l̷̻͋̓͜͜e̵̹̅,̴̡̛̹̻́̈́ ̵̤͗q̷̬͕̄̋͌ü̷͎̙͂̉ė̸̩̳̝͐̒͛͜ ̴̧͖͓̣̆͛́̂m̸͖̯̘̾́̊̈́à̶̺̰͂̍͌ẗ̶̞̤́̅͗a̷͍͊̾ ̶̳̮͍̐p̷̯̹̃̕o̶͍̽̅ȑ̸̦͓̪͓ ̵̼̹̘̗͝d̵̤͍͔̻̾́̑i̸̲̯͍̖͝v̵͓̇͂͜e̸̤̭͝ŕ̶̭̀s̴̉͜͠i̷̼̗͂͘ó̸̥̅͐͝n̵̞̬̭̎̈́͠.̷͚̭̘͆̈́̀ ̶͇̩̊̓̈́́

No podía borrar su pasado. Era imposible. Viviría toda su vida con el remordimiento, el trauma, y lo que tampoco nunca se iría, es la maldad.

[...]

— Oh no, ¿Que hiciste pequeña? — La voz de su madre sonaba sorprendida, suave pero insegura. Era la primera vez en su vida, que su madre la miraba con miedo, y una pizca de desprecio.

Seungwan sostenía un cuchillo cubierto en sangre y pedazos de carne. En el suelo yacía un pequeño gato, completamente abierto, sus tripas rodeadas por moscas. Sus órganos caían de su cuerpo sin vida. Sus cuencas estaban vacías, lo que quedaba de sus ojos estaba en el suelo, completamente deformado y destrozado. Las botas de lluvia de la pequeña Seungwan estaban empapadas con lodo y los fluidos de aquel pobre animal doméstico. Sus manos regorditas y pequeñas de infante también estaban manchadas con sangre. Seungwan mostró sus pequeños dientecitos en una amplia e inocente sonrisa. Obviamente, era una mentira.

No era la primera, ni la última vez.

Con el pasar de los años, la familia de Seungwan intentó absolutamente todo. Rezando, con curas, sacerdotes, pero nada ni nadie pudo ayudar en la maldad que la niña tenía dentro. Incluso su madre, quien la amaba más que a nada en el mundo, le temía y empezaba a tenerle repulsión. La maltrataban, castigaban, torturaban. No soportaban verle la cara. No entendían que habían hecho mal, para que su hija asesinara animales por diversión. No lo entendían, por eso le tenían miedo, y por eso la detestaban.

Finalmente, su familia decidió internarla en un hospital psiquiátrico cuando fueron informados de que Seungwan escribió un poema de amor a una compañera en su escuela católica. Para ellos, fue la gota que colmó el vaso.

Ahí fue cuando le diagnosticaron esquizofrenia y conductas psicópatas. Durante años y años de tratamientos, Seungwan se volvió adicta a algunas de las drogas que le recetaban. Su compañera de cuarto trató de asesinarla asfixiándola con una almohada, y usó la defensa propia. La pobre y desquiciada anciana no pudo evitar su muerte. Seungwan supo lo que era asesinar a una persona, era mucho mejor que con animales. La mirada temerosa y vulnerable de la anciana despertó en ella un sentimiento que la hacía sentir completamente viva. Aún así, esto arruinó varios años de tratamiento y terapia, fue como volver a empezar de cero.

A los 16 años le permitieron salir del hospital psiquiátrico, vivió unos años con su hermana quien no le tenía mucho cariño pero definitivamente no quería alejarla igual que el resto de su familia. Terminó los años que le faltaban de la educación secundaria mientras tenía varios trabajos de medio tiempo y pudo ahorrar para entrar en la universidad.

Era una nueva vida para Seungwan, regularmente tomaba sus medicamentos para la esquizofrenia y se sentía bien.

Hasta que llegó Seulgi.

Ella era todo lo que temía y todo lo que amaba. Ella le recordaba las torturas de su familia, el acoso de sus compañeras, y sus años en el hospital psiquiátrico. Pero tocar su piel también era sentir esas miradas aterradas, sus inútiles intentos de escapar de la muerte, y de la sangre saliendo de sus cuerpos sin vida.

Le recordaba a su amigo imaginario que tenía de pequeña. No tenía nombre, era solo una cabra negra. Aparecía cada vez que Seungwan hacía algo malo, y eso le daba miedo, pero le gustaba porque sabía que no debería hacerlo. La cabra se incorporaba en dos patas y le preguntaba  "¿Sabes lo que has hecho Seungwan? Eres una niña muy mala" la niña solo asentía con la cabeza, y la cabra comenzaba a reír frenéticamente hasta que Seungwan caia inconsciente de tanto gritar y llorar del miedo. Las miradas de la cabra y de Seulgi eran muy parecidas, profundas y amenazantes, pero tentadoras.

En este caso, Seungwan rindió su voluntad ante Seulgi.

— Hazlo, toma venganza de todos. Vuélvete a sentir viva.

Mátalos.

Esa noche habría una fiesta en el apartamento de un chico en el campus que Seungwan no conocía. Pero sabía que Seola y sus amigos irían. Probablemente estaban pasando el rato en el apartamento que compartían ella y Wendy antes de ir a esa fiesta.

Seungwan tomó un cuchillo grande que encontró en la cocina de Seulgi y caminó hasta su apartamento. Abrió la puerta, que no estaba cerrada con llave.

— Oh, hola Wendy. — Seola saludó a la recién llegada. Sus dos amigos estaban sentados en el sofá cerca de la puerta. — Íbamos a ir a la fiesta de Jaejoong, ¿Quieres venir? — Al ver como Wendy no respondía, Seola comenzó a preguntarse que estaba pasando.

En pocos segundos, Seungwan se abalanzó sobre el amigo de Seola sentado en el sofá, Taeyong. Mientras Seola gritaba, Wendy enterró el cuchillo repetidas veces en el cuerpo de su amigo hasta ver como desaparecía completamente su respiración. Miró un poco más allá para lanzarse contra Jungwoo, el otro chico sentado en el sofá, completamente inmóvil por el shock. El joven trató de pelear contra Wendy sosteniendo su brazo, pero era imposible. Seungwan clavó el cuchillo en su garganta, y lo deslizó hasta abajo abriendo su cuello, se deleitó con el sonido de su carne desgarrándose.

Pronto se acercó contra Seola, quien ahora sollozaba en el suelo de la cocina.

— Por favor Seungwan, no lo hag— sus llantos fueron interrumpidos por el sangriento cuchillo que entró su boca clavándose en su garganta, soltando un último grito de dolor.

Fuera de la ventana, se observaban luces parpadeantes de color azul y rojo, y se escuchaba una sirena aproximándose cada vez más. La escena era horrible, los cuerpos inmóviles de tres jóvenes yacían en el apartamento. Seungwan, cubierta en sangre, enterró aún más profundo el cuchillo en la garganta de Seola, pronto escuchando un crack, el cuchillo desgarró la piel y rompió algunos huesos, saliendo por la parte trasera del cuello de la joven.

— Bien hecho, Seungwan. — El tacto de Seulgi literalmente hervía en su piel, pero no le importaba, la castaña la abrazó por la espalda, una última vez antes de marcharse.

Al investigar el caso, la policía interrogó a varios estudiantes del campus. Ninguno pudo comprobar la existencia de una tal Kang Seulgi que asistía a clases de ética. Seungwan fue llevada a juicio, donde decidieron que pasaría 40 años en prisión por homicidio.

[...]

— ¿Mi alteza?

— ¿Seulgi? — La voz sonaba emocionada, a diferencia de otras veces. Resonaba con eco en aquel oscuro y gigantesco lugar. La mencionada se acercó al gran trono al final de la alfombra extensa y roja, colocándose de rodillas.

— He cumplido con lo que me ha encargado.

— Sabía que lo lograrías. — Irene colocó su mano en el mentón de su inferior, obligándola a mirarla. Su voz sonaba orgullosa.

— El diablo solo mira a sus mejores demonios. — Sooyoung resopló celosa, susurrando con Yerim.

Fin.

sinful | wenseulrene (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora