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Lo siguiente fue extraño.
Un chico interrumpió nuestra conversación tomando a Avocato del hombro, y el ventrexiano subitamente miró sobre este. Era un chico alto, de complexión gruesa.

+ Que quieres.

La voz de Avocato sonó agresiva, profunda y fría. Casi aterradora. Cesó su llanto y soltó mi mano.
Al chico se unió otro más, que se reía de algo.

• ¿Yo? Ver como esta mi pardillo favorito. Ahora también maricon, ¿eh?

— No es tu asu...

• Cállate Goodspeed, no hablaba contigo.

Me reprimió nada más empezar a hablar. Lo mire con algo de enojo, yo no lo conocía, pero por la expresión de rabia de Avocato sabía que el si. Ahora, ¿porque no se defendía?

• Bueno, Bueno. ¿Habéis estado en la cama los dos tortolitos masturbandoos entre vosotros?

Señala a Avocato dándole una palmada y luego me señala a mi.

+ No te importa. No le metas.

Noto como alguien me toma los brazos, uno de los que acompañaba al chico ese me agarra. Observó a Avocato asustado, el me devuelve la mirada. Lo siguiente paso en cuestión de segundos. Vi como Avocato tomó la mano del chico ese y le retorció la mano hasta el punto de que lo obligó a poner el rostro contra el suelo.

+ O lo sueltas, o Dan se queda sin brazo Parker.

El tal Dan se retorcía en el suelo, haciendo que Avocato solo hiciera más presión y le causara más dolor. Tras unos segundos de escuchar los jadeos de dolor de su compañero, el que me sujetaba me soltó.
Avocato cumplió, soltando el brazo del tal Dan. Nada más levantarse vi como intento pegarle un puñetazo a mi amigo. Pero este ni se inmutó, dándole una patada en el pecho que lo devolvió al suelo. Los dos chavales se fueron corriendo, yo miraba a Avocato, boquiabierto.

– ¿Como...?

+Estudie artes marciales por varios años...

— ¿Y...?

+ ¿Te hicieron daño?

Me corto rápidamente, apegándose a mi y mirándome de arriba a abajo. Lo abracé con fuerza apoyando mi cabeza en su hombro. El tardo unos segundos, pero acabo por devolver el abrazo, con fuerza.

+ Por esto no lo intente...

– Me da igual cuantos matones tengas que... noquear al día. Eres mi... quiero lo nuestro.

Acabe soltando, el pareció sorprenderse porque me apretó más contra el, su cola se erizó también.

– Creo que te quiero.

+ ¿Eh...?

– Que te quiero.

Se separó un poco mirándome, a los ojos. Yo correspondí a la mirada con sinceridad y suavidad. El lo hacía alegre y casi explotando de felicidad.

Lo hizo.

Us. Garycato (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora