Memorias del olvido

Día 20 de julio de 1936

Hoy no escribo por mi, hoy escribo por todos los españoles, hoy escribo porque vivimos el comienzo de algo, algo que tal vez acabe con el único valor que nos diferencia de cualquier otro ser vivo, el único valor que nos hace ser seres humanos. Esta misma semana se ha hecho oficial, estamos ante una guerra, la guerra civil, la pesadilla de toda la población ya no es solo un sueño, ahora es real, tan real que me aterra lo que nos espera, ya no percibo un futuro como tal, ahora, solo veo vacío y miedo. Mi madre no parece percatarse de la situación en la que estamos, hoy ha llegado de dar una vuelta con sus amigas, las mujeres más cotillas y entrometidas de todo El Barrio y eso que Granada no es una provincia pequeña, me gustaría decir que mi madre no es como ellas pero francamente y sintiéndolo mucho no me ha demostrado lo contrario. Se que esto es un diario, pero quisiera dejar aquí todos mis recuerdos, para que en un futuro alguien los lea, que alguien en un futuro, espero que no muy lejano, lo entienda, que entienda como yo siendo mujer, no me siento mujer, me siento recompensa, me siento un objeto, me siento un algo que no soy, yo soy mucho más y me esforzaré porque la gente lo vea. Así que dejaré reflejado cada recuerdo, cada conversación importante, en fin nadie está obligado a leerse mis memorias.
- Estela, hoy he hablado con Maruja y Carmen y adivina qué. - mi madre se piensa que aún no nos conocemos.
- ¿Habéis encontrado otro apuesto caballero que va a venir a salvarme de mi triste soledad, no?
- Ay hija mía no pongas ese tono, sabes que necesitas un hombre que te mantenga o es que piensas hacerlo tú sola, hazme el favor y no digas tonterías.
- Tristemente no puedo pero nadie me va a querer más de lo que yo me quiero.
- Ay chiquilla que egocéntrica te estás volviendo.
- Gracias mamá.
- Pero hija tienes que...
- Gracias mamá.- y sin más he cogido y he entrado a la habitación, y por qué no desahogar mis penas en este diario.