Día 30 de agosto de 1936

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       ¿Por donde empiezo? Puedo empezar porque el país va en picado, hace dos o tres días se produjeron los primeros bombardeos de Madrid, la gente está asustada, las mujeres rezan y a veces, hasta los hombres. La situación ya es dura, estamos viviendo una situación en la que padres matan a hijos y viceversa. Me da miedo que pueda pasar, pero el destino ya está escrito, será lo que dios quiera. Además querido diario, estoy viendo a un joven, me atrevería a decir que el más interesante que he conocido hasta ahora, será porque cuando hablamos no se habla de un tú o un yo, es un nosotros, es un diálogo entre dos personas, dos seres humanos. Lo conocí hará apenas once días, pero por primera vez siento esas mariposas en el estómago, algo que no a todo el mundo se le ofrece. Aunque me apena, me apena no poder compartirlo con mi madre, que sigue empeñada en buscar un hombre de una determinada élite, solo por el hecho de que es republicano, de que es pobre, de que no es como ellos quieren, desataría un caos.

-  Niña te he dicho tres veces que recojas la colada, que ningún hombre te soporte no significa que puedas vivir en esta casa sin nada a cambio.- y este, este es mi padre, un borracho, alguien que ha conseguido todo lo que tiene gracias a la herencia de sus antepasados, alguien que se cree que no soy su hija, soy su sirvienta.
-  He estado lavando los platos, ahora me pongo con la colada, pero tú también tienes las manos desocupadas ¿no?
-  ¿Qué insinúas que me ponga a hacer vuestras tareas con todo lo que trabajo? ¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera? Desagradecida... como te coja te hincho.
-  Papá no por favor.- Lo único que puedo hacer es huir, huir y llorar y con suerte cuando vuelvo está lo suficientemente borracho que se ha quedado dormido.
Mi único motivo de alegría es él, por cierto se llama Marco y solemos quedar cada día detrás de una parroquia, no suele haber gente, si da el caso que pasa alguien son niños jugando, es nuestro... refugio.
-  ¿Estela? ¿Estás bien? ¿Qué te ocurre? .- me preguntó claramente preocupado.
-  Mi padre.. ha vuelto.. a pegarme...- Sueno entrecortada, sin aliento, me falta aire en los pulmones pero mis ojos ya no se humedecen, ya no queda en mi cuerpo más lágrimas que soltar, no por este tema.
-  ¿Como se atreve a pegarle a su propia hija?¿También es así con el resto de tus hermanos?
- Soy hija única.
- Sinceramente, me alegro, aunque mi corazón sienta muchísimo daño cuando te veo así, me encantaría cambiarte el lugar, para que no sufrieras con nadie, eres una persona espectacular, no quiero que nadie te hunda Estela, tú vales muchísimo.- La primera vez que alguien no se sorprende al saber que soy hija única, que no he tenido que dar explicaciones, la primera vez que no piensa que soy débil por ser mujer, piensa que cualquier persona sufriría estando en mi situación, la primera vez...

Memorias del olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora