Día 13 de enero de 1938

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Hola, este diario pertenecía a la mejor persona que ha pisado este lugar, a la estrella más brillante que nos pretendía guiar. Hoy me gustaría deciros que tengo fuerza, pero no, no tengo, nunca he tenido menos esperanzas en un futuro que ahora, me faltas Estela, te quería a mi lado, lo único que me queda de ti ahora es este diario, y nuestra hija, nuestra preciosa hija, pero por dios cariño tú no estás y yo te estimo tanto. Quiero cumplir tu voluntad y escribir los hechos tal y como pasaron porque no guerrera, tu memoria no morirá, permanecerá entre tú, yo y este mundo repleto de hipócritas, lo conservaré y nuestra hija en un futuro se sentirá súper orgullosa de que tú fueras su madre, te quiero.

Día 10 de enero de 1938    01:00 am

- Coge a la niña no puedo saltar con ella, se va a caer.
- Vale, extiéndemela con cuidado.
- Vale, voy a saltar Marco, ten cuidado tú sujeta a la niña bien que a ver si se cae.
- Habla más flojo que viene tu...
- Marco...
- Estela, ¡Estela! ¡No!
- ¿Creíais que os iba a dejar marchar? Sois basura.
- Eres, eres...- y en ese momento pose a mi hija en los brazos de su madre que yacía algo consciente en el suelo y me abalancé a por esa persona, a por ese ser que acababa de disparar a su hija, no era un ser humano, como estaba algo ebrio no le dio tiempo a hacer algo y lo maté, si lo maté. El le arrebató la vida a la única persona que me había demostrado que me quería, yo la amaba. Y cuando quise reanimarla lo único que vi es a esa pequeña guerrera, guapa, inteligente, viva... que ahora, ahora su mirada era un vacío profundo, con los ojos abiertos y una lágrima en la mejilla, aún tenía las mejillas algo colorada de haber pasado frío pero, ya no volvería sentir, había muerto. Mientras que sus brazos abrazaban a una pequeña persona por la cual pienso luchar hasta el fin de mis días, y a su lado, un pequeño libro, marrón, este diario. Estela siempre has sido una luchadora, mis sentimientos me desbordan no sé qué hacer sin ti, dependo de ti, ¿lo oís? Mi felicidad depende de una mujer, que no os resulte tan raro, era más que una mujer, o un hombre, ella era especial, una luchadora y por eso, Estela, te amo.

Memorias del olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora