Mundo de Fantasía

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Sentí unas manos suaves y grandes pasando por mi cara, supuse que eras tu y así fue, ya estaba despierta pero no abrí mis ojos, me gustaba sentir y ver que hacias para intentar despertarme, me daba alegría ver y sentir lo que hacias aunque por dentro mi corazón aún dolía. Mi madre entró y me "despertó", así que enseguida me cambié y salí de la habitación.
Te vi en tu computadora de espaldas, quería llorar todavía y reclamarte el echo de hacer lo que hiciste, pero sin embargo no podía hacer eso, porque en primer lugar yo accedí y en segundo no eramos nada, así que tuve que aparentar que no me dolía, ¿Qué más podía hacer?
Fui a bañarme a casa de tu abuela y saliendo te encontré, recuerdo que querías platicar conmigo y me seguías pero yo no quería hablar, por un lado quería dejar pasar lo que pasó y evitarlo, pero por otro quería repetirlo y sentir de nuevo esos labios tuyos que juraba sentían amor.
Cayó la noche y ya estábamos todos en tu casa, decidí acercarme de manera amistosa y olvidarlo todo, así que te propuse que viéramos una película. Eran alrededor de las 23:30 y todos ya estaban en sus habitaciones, mi madre y mi hermana durmiendo, tu madre aun estaba despierta.
Estábamos por empezar a ver la película llamada "Estación zombie", ya había avanzado 10 minutos cuando de repente se me quedó viendo...

- Ve la película  (le dije apenada)
+ No (sonriendo)
- Que veas la película
+ Mejor te veo a ti

¿Porqué eras así conmigo? Tu sonrisa, tu mirada y luego esas palabras lindas, ¿Acaso no sabias lo loca que me volvías? Simplemente teniéndote cerca me derretías, realmente eras muy malo.
Mi corazón latía rápidamente y yo no sabía que hacer, hasta que de tu boca salió preguntar "¿Me puedes regalar otro beso?". Como siempre no respondí, te acercaste lentamente y de nuevo tus labios rozaron los mios, esos labios suaves y a los que yo nunca me podría resistir. No quería seguir porque tu madre aun estaba despierta y no quería que nos descubriera pero tu insistias. Fue beso tras beso, de esos que encantan y a la vez temes, de esos besos prohibidos y a la vez traviesos. Esos besos se sintieron tan cálidos, tan tiernos, tan tristes y tan prohibidos.
Paramos porque te dije que temía que nos vieran y entonces juntos vimos un rato el Facebook, me puse detrás tuyo y te abracé, tomaste mis manos y las entrelazaste con las tuyas, las observé y sentí que encajaban muy bien pero la vida y el destino no quiso que fuera real, sabía que lo nuestro no podía llegar a algo más, pero me alegraba haber compartido tan lindos momentos contigo, aunque el gusto me haya durado muy poco.
Después de unos minutos te despediste y la despedida fue normal, saludo de mano y ya, yo me senté un rato en la silla de la sala, disfrutando un poco más de la alegría y la noche hermosa, de repente sentí unos pasos acercándose a mis espaldas y eras tú, tomaste mi cabeza, la inclinaste hacia atrás y me besaste de nuevo, te quedaste así unos segundos y con certeza puedo decir que es el beso más lindo que tengo grabado hasta hoy en mi mente.
Acabó esa noche, que por cierto era la última juntos, así que esos momentos eran nuestra despedida de aquella noche o tal vez de toda la vida.

Voy a hablar de tí, sin decir tu nombre. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora