↣ ✿ orchid

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"Hoping that you won't forget about it" 


John movió a Brian del hombro y él sólo balbuceaba cosas sin sentido.

     —May, despierta... Tengo que irme a casa y no te puedo dejar aquí —el buen corazón de Deacon era el que le impedía irse, ¿qué tal si quería matarse? 

Como no recibió respuesta, optó por tratar cargarlo en brazos. 

     —Cielos, ¿cómo es que pesas tanto? Eres casi un esqueleto, ¿de qué están hechos tus huesos, eh? —regañó, solamente pudo moverlo algunos metros. Aunque no lo había cargado, solo lo había arrastrado.

De pronto, alguien tocó el timbre. Eso hizo que John se extrañara, pues era verdaderamente tarde para una visita.

Abrió con miedo, azomó un poco la cabeza y logro ver a un chico de tez un poco morena, cabello azabache y boca un poco sobresaliente. —¿Puedo ayudarte? 

     —No lo creo, más bien, vine a pedir que dejen de hacer todo ese ruido. Vivo en el piso de abajo, se escucha como arrastran algo y luego dejan caer otra cosa —puso sus manos en su cintura, aquel peculiar vecino de Brian era muy extrovertido. 

John se apenó por causar todo ese ruido, en realidad no era un "algo" lo que estaba arrastrando, más bien era un "alguien" y lo que dejaba caer eran sus largos y delgados brazos. 

     —Lo lamento mucho, es que... —abrió más la puerta para que su vecino pudiera ver a Brian tirado en el suelo. 

El otro reprimió una risa. —¿Quieres que te ayude? Se ve que está muy pesado para ti. 

     —¿De verdad? No quiero causarte más molestias...

     —No importa, de todas formas ya estoy despierto —pasó sin ninguna invitación, justo como John había hecho al llegar a casa de Brian.

Ambos se llevaron al rizado a la habitación, al dejarlo en su cama salieron de la casa. 

     —Me debes un favor, soy Freddie, un gusto —le extendió la mano, el castaño la tomó con gusto.

     —Está bien, Freddie. Soy John, el gusto es mío —le sonrió.

     —¿Tienes algo que hacer esta semana? Puedes pagarme el favor aceptando mi invitación a una cita. 

Deacon abrió los ojos sorprendido, hace mucho no lo invitaban a una cita. —¿Cita? Pero nos acabamos de conocer... 

Dejaron de estrecharse las manos. —Por eso mismo, quiero conocerte más. ¿Aceptas o no?

Rió un poco. —Bien, acepto Fred —miró su reloj—, debo irme. Nos vemos luego —movió la mano en señal de despedida y se fue alejando hacia la parada de autobuses. 


↬★↫


     —Roger... Ya llegué a casa —tocó la puerta de su habitación, al no obtener respuesta entró. 

Vio al rubio con una expresión triste en su rostro, estaba dormido, pero él siempre había sido muy expresivo hasta para dormir. No se dio cuenta, pero estaba pisando pétalos rosas con puntos muy pequeños de color blanco. Tomó uno y buscó el libro de flores que le había regalado, lo encontró tirado bajo su cama.

Buscó entre esas flores, la más parecida era una orquídea. 

Volvió a dejar el libro donde estaba y se sentó con cuidado en la orilla de la cama. Pasó una mano por su cabello, quitando algunos mechones rubios de su rostro. Sintió de repente la necesidad de besarle, ¿por qué le pasaba eso con su mejor amigo? Quizá solo quería cuidarlo, o tal vez solo era porque lo veía indefenso y frágil. 

No se quedó con las ganas y lo besó, le depositó un pequeño beso en los labios. 

Después de eso, lo cubrió con una manta y salió de aquella habitación. 

Ahora no estaba seguro de decirle o no que Brian estaba enamorado de él, porque, ¿quién merecería a tan perfecto ángel como Roger? Seguramente el rizado no lo apreciaría como él, no cuidaría bien de Taylor y mucho menos se preocuparía por saber si el chico ya comió o preguntarle cómo iba su día. Nadie nunca querría a Roger como John lo quería, como su mejor amigo lo amaba.  

↪ ★ flower petals shaped pain ; maylor short story.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora