↣ ✿ poppy

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"Love is a maze damn, but you is amaze"


     —Brian, ¿estás bien? —dijo el rubio sacándolo del cuarto de baño, sin embargo, a Brian no se le veía asustado ni algo por el estilo. 

     —Sí Roger, estoy bien... —bajaron las escaleras y cuando iban hacia el comedor, el rizado volvió a toser en exceso logrando alarmar a John quien los veía desde la cocina. 

John corrió en dirección a ellos, estaba desconcertado. 

     —¿Qué pasa aquí? —cuando los pétalos adornaron el bonito piso blanco de la casa, Deacon miró con asombro a Brian— ¿También tú, Bri? 

     —¿Qué? ¿Cómo que también yo? ¿Acaso estás enfermo de esto tú también, John?

Roger le hizo un gesto, diciéndole que no le mencionara nada a él. 

     —Ehm... Yo no pero un amigo sí —sonríe—, ¿desde cuando estás enfermo? 

May en realidad no quería responder a eso, pero no quiso ser grosero con John, así que terminó contestando a su pregunta. —Hace dos semanas, ya estoy harto de estas flores.

A Taylor le entró la curiosidad, así que también formuló una pregunta. —¿Y sólo es un tipo de flor? ¿Sólo son tulipanes?

Brian se limitó a asentir. —Sí, siempre han sido tulipanes rojos. 


↬★↫


Después de esa cena un poco incómoda, Roger se sintió mal. Significaba que Brian amaba a otra persona, a quien intentaría seguramente conquistar. Era todo, definitivamente no tenía algún chance con el ruloso. 

     —Rog... Seguramente puedes tener una oportunidad, no es el fin del mundo... —dijo tratando de abrir la puerta de la habitación de Roger, se había encerrado y no paraba de llorar desde que Brian se había ido a su casa—. Puedo ir a hablar con él, de alguna u otra manera siempre termina contándome todo a mi. No me tardo, Tay.

El castaño emprendió un viaje en el subterráneo hacia la casa de aquel chico, llevó una botella de alcohol para que se le facilitara a Brian soltarle todo.

     —Brian Harold May, abre la puerta —tocó bruscamente el timbre.  

Un Brian soñoliento le abrió, sus rizos estaban fuera de lugar y sus ojos se entrecerraban tratando de enfocar a John. 

El castaño entró sin invitación alguna, May cerró la puerta y se fue a sentar al sofá. 

     —Bien, Brian. Te has de preguntar por qué estoy aquí, pues, allá en casa no quise ponerte incómodo con el tema de tu vómito con olor y forma de flores —dijo enseñándole la botella que llevaba consigo—. Pero ahora estamos en tu casa y traje algo de beber así que, cuéntame lo que quieras. 

El chico sentado en el sillón lo miró incrédulo, pero de igual forma sabía que no se iría si no le decía lo que aquel castaño quería escuchar. —Dame esa botella, John. 

Asintió y abrió la botella de licor, para luego dársela al rizado y que él le diera un trago. 


Ya iban para una hora y John no avanzaba en nada. 

A Brian le dio por contar su pobre vida amorosa; gracias al cielo, Deacon tenía experiencia en escuchar. 

     —¿Y s-sabes qué fue lo pe-peor de todo? —cuestionó May, tartamudeando y casi al borde del llanto, el típico llanto de una persona ebria.

John bufó. —¿Qué fue lo peor de todo, Bri? 

     —¡Que él nunca m-me quiso! Fue muy hiriente ese hijo de perra —el intelectual Brian May había desaparecido, porque, quien estaba bebiendo con John era la persona más expresiva que nunca había conocido. Definitivamente, la bebida cambia a las personas. 

     —Eso es terriblemente triste... —le puso de nuevo la botella en la boca, ya no quedaba mucho y su paciencia se empezaba a esfumar. 

     —¿Pero sabes o-otra cosa? —Harold suspiró.

     —Dime...

     —Ese mismo año conocí al amor de mi vida, por su perfecta existencia estoy enfermo de esa cosa floral —una lágrima corrió por su mejilla, esa confesión atrajo la atención del ojigris. 

     —¿Y de quién es esa perfecta existencia? ¿Lo conozco? —le quitó la botella de las manos, se la había acabado toda.

Brian sonrió. —Lo co-conoces mejor que nadie, vives con él... 

John casi se desmaya del impacto. —¿En-entonces estás enamorado de Roger?

     —Desde hace 6 años, John. Sólo que apenas me di cuenta lo mucho que lo amo, es perfecto, ¿no lo has visto? Sus ojos azules, su cabello dorado, su piel pálida... —empezó a hablar en voz baja, cuando Deacon se dio cuenta, el contrario se había quedado dormido. 


Tenían la cura disponible todo ese tiempo y no se habían dado cuenta. 

Porque ambos estaban enamorados del otro... ¿cierto?

↪ ★ flower petals shaped pain ; maylor short story.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora