Cuando se conocieron, realmente no esperaban que sus vidas se conectaran tanto entre sí, ni tampoco que terminarían haciendo de una estación abandonada algo así como su hogar.
CRAVITY AU¡!
@-xoney 2020
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Seongmin se sentía cómodo en los brazos de su amigo mayor, eso nunca lo iba a negar.
Le gustaba como encajaba bien en ellos cada vez que se recostaba a su lado y automáticamente lo envolvía en un abrazo, le encantaba la comodidad de estar a su costado derecho, le gustaba estar así por largas horas hasta que el sol desaparecía o hasta que el sueño lo vencía. Era su mejor momento del día, uno de los pequeños detalles que lo hacían sentie pleno. Pero ahora faltaba algo a pesar de estar en la misma posición de siempre, y sabía que no era el único que lo notaba.
ㅡ¿Serim? ㅡpreguntó el menor en voz baja, levantando su cabeza un poco para observar a su amigo al lado, viendo como este no reaccionó con palabras, soltando un suspiro que le indicó a Seongmin que continuaraㅡ. ¿Volveremos a estar todos juntos?
Al ambiente se volvió pesado, Seongmin quiso retractarse casi de inmediato de su pregunta cuando sintió que el cuerpo entero de Serim tembló y se tensó por un momento. Aún así, el mayor no abrió los ojos, no quería sentirse intimidado por una mirada tan inocente como la de Seongmin, una mirada que tenía esperanza de que la respuesta fuera positiva cuando sabía que no era así, una respuesta a medias no le haría feliz pero una sincera le rompería el corazón. Por el momento, era mejor no hablar del tema.
El pelinegro sintió como Serim lo rodeó con sus brazos con cuidado, llevando su cabeza hasta su pecho para acariciar su cabello.
ㅡEspera un poco más y tendré una respuesta para ti ㅡfue lo que dijo Serim, sintiendo como su amigo lo abrazaba con más fuerzaㅡ. Tendré una respuesta que te haga feliz.
No era una promesa.
Seongmin sabía que a pesar de estar en su lugar favorito del mundo, con un silencio que encontraría reconfortante en otras circunstancias, hacían falta los gritos, las peleas sin sentido, los sonidos de pasos de aquí para allá, el chirrido de los viejos asientos y, más que nada, las risas de sus otros amigos.
