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Jotaro no había pegado ojo en toda la noche, no se sentía bien con la forma en la que había tratado al menor la tarde anterior, pero no podía evitarlo, se sentía demasiado ansioso. No importaba cuántas señales le mandara Kakyoin este seguía sintiéndose inseguro de si mismo, sentía que el menor era mucho para el, pero aún así no quería dejar que alguien más lo tuviera. Noriaki era suyo y solo suyo. No sabia si aquello era amor o simple posesividad amistosa. Se vistió y tomó su bolso para salir rápidamente de su casa y esperar al más pequeño en el parque donde ocurrió aquella horrible escena. Necesitaba hablar con él. Espero y espero pero nada que había alguna señal del pelirrojo, se estaba impacientando. Luego de que pasaran otros cuántos minutos observó la caballera rojiza del menor, este venía a paso lento y con la cabeza gacha, no se había percatado de la presencia del más grande hasta que chocó con el.

– Kujo – su voz sonaba dura, sus ojos se encontraban algo hinchados producto de haber estado llorando toda la noche – estás en mi camino, muévete –

– Kakyoin – aunque no quería, su voz estaba sonando casi igual o más dura que la del menor – necesitamos hablar, ahora – demandó tomando la muñeca del otro con fuerza

– me estás lastimando – el agarre aflojó un poco – y no tengo tiempo ahora para hablar contigo – arrebato su brazo del agarre del mayor  y trato de rodearlo pero Jotaro obstruyó su paso, se había molestado y eso no era buena señal

– está bien, iré al maldito baile contigo, así  dejaras de estar molesto ¿no? – Jotaro volvió a sujetarlo, esta vez de sus dos muñecas. Nada de eso era lo que quería decir, pero el enojo que sentía por la forma de actuar del otro estaba hablando por él. Kakyoin soltó una risa algo amarga

– ¿crees que esto es solo por el estúpido baile? – sus palabras salían con cierto tono de desprecio – estoy molesto contigo, no porque fueras lento y no quisieras ir al baile conmigo, sino porque no eres capaz de ser sincero contigo y con los sentimientos que tienes por mi –

– tú y tus estúpidos sentimientos – Jotaro rodó sus ojos – bueno chico sinceridad, ¿qué hay de tus sentimientos? – la misma pregunta del día anterior

– deja de tratar de culparme Jotaro – sus ojos violetas se fijaron en los verdes de aquel que lo sostenía con fuerza, tomó una gran bocanada de aire antes de continuar – Me gustas Jotaro, he estado enamorado de ti desde poco después que nos conocimos, estoy perdidamente loco por ti – sus ojos ardían – te quiero, te adoro, te amo como no tienes idea. Eres lo mejor que pude haber conocido en mi vida, no hay nadie ni nada que sea más importante para mí además de ti. Pero aunque este amor que siento por ti sea tan bello, también es demasiado doloroso Jotaro – una pequeña lágrima bajo por su mejilla – nunca se que estas pensando, no sé si piensas en mí de la misma manera en que yo pienso en ti, o si solo me usas como un juego, no puedo entenderte –  el pelinegro estaba estupefacto y no lograba procesar bien aquella gran confesión del menor – no sabes lo difícil que fue para mí contener estos desbordantes sentimientos al principio de nuestra amistad, sentía que si te lo decía me ibas a odiar y todo acabaría ahí, por eso eran mis muestras de afecto algo sutiles, pero de un momento a otro empezaste a aceptarlas y fuiste más allá de las típicas expresiones de amistad, en serio creí que podría tener alguna oportunidad de ocupar un espacio importante en tu vida –

Al terminar de hablar el pelirrojo puso sus manos sobre las mejillas del contrario y lo atrajo con la intención de unir sus labios en un casto beso, pero aquella unión nunca pasó, el pelinegro había girado su rostro a otra dirección y había alejado su cuerpo. El menor le dio una pequeña sonrisa cargada de tristeza y se fue corriendo en dirección a la escuela, dejando al mayor parado en aquel parque con la mente en blanco.

Prom Night [Jotakak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora