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- Jojo, ¿ya tienes pareja para el baile de graduación? -

- ¡Jojo, ven conmigo al baile! -

- ¡No! ¡mejor ven conmigo! -

- ¡Vamos juntos al baile de graduación Jojo!-

Primera hora de la mañana y ya tenía a una gran cantidad de admiradoras pidiéndole una cita para el baile de graduación del viernes, no sabía porque les emocionaba tanto, si solo era una tonta fiesta

- ¡Vamos Jojo! -

- maldita sea - murmuró por lo bajo el pelinegro mientras detenía sus pasos camino a su salón - ¡CALLENSE YA MALDITAS PERRAS ESCANDALOSAS!¡DÉJENME EN PAZ! - gritó esto último y salió a paso más apresurado hacia la azotea mientras que las chicas se quedaban gritando de la emoción, que se jodan las clases.

Cuando llego a la azotea busco un lugar para sentarse, encendió uno de sus cigarrillos y se puso a pensar. ¿qué era lo que las personas le veían de interesante a un baile de graduación?. Para Jotaro Kujo era solo un lugar lleno de gente bien vestida mientras tomaban ponche y comían y como las personas competían por títulos como rey y reina de baile, nada más. Ese tipo de eventos era para gente popular y sociable, y aunque lastimosamente el era alguien popular, no era para nada sociable.

En sus tres años de secundaria solo había logrado hacer la cantidad de amigos necesaria para contarlos con una mano, pero el último amigo que hizo era definitivamente el más especial. Este era Noriaki Kakyoin, un chico de segundo año. Se hicieron amigos cuando Kakyoin apenas había entrado a secundaria, luego de que Jotaro salvará al menor de una paliza. Desde ese momento el chico pelirrojo no se separaba de el, y aún cuándo la repentina cercanía de este le parecía incómoda al principio, termino acostumbrándose a esta. Kakyoin era alguien muy afectivo y sensible, por lo que continuamente estaba colgándose al mayor y tratándolo de manera dulce. Sin embargo esto no quitaba el hecho de que Kakyoin también era muy inteligente y capaz.

Dio una última calada a su cigarrillo para posteriormente apagarlo con el frío suelo de la azotea. Busco una posición cómoda, puso su gorra sobre su cara y se dispuso a tomar una siesta, esperaría a que hubiera algún descanso para ir a clases.

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Sentía una brisa fresca, acompañada de un agradable olor, poco a poco fue abriendo sus ojos mientras se adaptaba a la luz solar, podía escuchar algunas voces lejanas y una muy cercana tarareando alguna canción.

- Oh Jotaro, ¿ya despertaste? - una suave voz le pregunto, el pelinegro giro su vista hacia donde provenía esa voz y ahí estaba la única persona capaz de acercarse tanto a el sonriéndole.

- Hmm, ¿qué hora es? - pregunto mientras alejaba su cabeza del hombro del pelirrojo y se estiraba, no sabía en qué momento llegó Kakyoin y mucho menos como termino durmiendo sobre el hombro de este.

- almuerzo, perdiste todas las clases de la mañana - comento el pelirrojo suspirando mientras comía de su bento, el cual para Jotaro, se veía demasiado delicioso - ¿quieres? - el pelirrojo le estaba ofreciendo un poco con sus palillos, a lo que Jotaro respondió comiéndose lo que le ofrecían, efectivamente estaba delicioso. - fui a buscarte en tu salón y me dijeron que no te habían visto en toda la mañana - comento mientras seguía alimentando al pelinegro.

- no tenía ganas de asistir - fue lo único que dijo mientras se encogía de hombros y volvía a poner su cabeza sobre el hombro del contrario. Sabía que esa cercanía no le iba a molestar a Kakyoin. Con uno de sus dedos empezó a enrollar el suave cabello rojizo del menor.

- Oye, no te vayas a dormir de nuevo - sintió como el contrario pinchaba su mejilla con suavidad, este solo bufo - ya va a terminar el almuerzo - Kakyoin removió su cabeza de su hombro y se levantó, Jotaro miraba atentamente como el pelirrojo sacudía su uniforme con delicadeza - te acompañaré hasta tu salón para asegurarme de que no te ausentes más -

Prom Night [Jotakak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora