capítulo 4

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Narra: Stiles

La culpa me impidió dormir el resto de la noche, y permaneció conmigo toda la mañana siguiente. No sabía que me alarmaba más, la culpa por haber tenido un sueño todo puerco con un hombre que era un fantasma o la posibilidad de que no haya sido un sueño.

Apenas amaneció, me subí a mi jeep y conduje hasta la ciudad nuevamente.

Tenía miedo de permanecer un minuto más en aquella casa. Pero mi miedo no se basaba en fantasmas o apariciones; de hecho el tema de lo sobrenatural siempre me había parecido fascinante. Mi pánico era por lo bien que se había sentido el calor de aquel hombre contra mi propia piel.

"Esto es real, hijo".

Había tenido pruebas concretas de la existencia de vida después de la muerte, y mi mayor preocupación era que tenia fantasías con un fantasma. 

Dejé escapar una risa amarga en la soledad de mi auto.

¿Por qué me sentía culpable por un
simple sueño o fantasía?

Nunca había sido un éxito con los hombres, ni mujeres, apenas había tenido un novio.

Y aún era Virgen. Triste lo se.

Pero algo me decia que si Derek seguía apareciendo en mi vida, no lo seguiría siendo.

Pero cuando recordaba las manos de aquel hombre sobre mi cuello, sus labios contra los míos, y su polla contra mi cuerpo, me estremecía nuevamente.

[...]

Desayuné en un pequeño café del pueblo; aparentemente el único que había.

Mis manos sostenían mi taza de chocolate a duras penas; temblaban en parte por el frío y en otra buena parte, por los nervios.

La bebida caliente deslizándose por mi garganta me brindó cierto alivio. Respiré hondo y me dije a mi mismo que estaba exagerando; seguramente había sido todo un sueño.

Pero se sentía tan real…

Si, fue un sueño, producto del stress de la mudanza . Además que yo no había quedado muy bien luego de haber perdido mi empleo. Si, era simplemente stress. Los fantasmas no existían, y las fantasías eran solo eso; fantasías. La casa tiene cientos de años. Seguramente muchas almas han ido y venido.

Era un sueño solamente...

[...]


Una vez finalizado mi desayuno, me
sentía más tranquilo. Ahora me daba cuenta lo idiota que hubiese sido vender una casa tan valiosa por una mera superstición. Miré por el ventanal empañado del chocolatito; era un bonito pueblo. Un poco aislado, pero tranquilo, muy diferente al infierno urbano al cual estaba acostumbrado. Sería bonito vivir aquí, pensé.

...

Determinado a continuar con las remodelaciones, volví a la Cumbre Escarlata.

Mi nuevo hogar.

Había algo que me unía a aquella casa, aunque aún no podía descifrar que. Pero estaba seguro que nada podría alejarme de ella, ningún fantasma ni ningún sueño. Yo pertenecía aquellas paredes. Era una sensación extraña, ya que nunca creí pertenecer a ninguna parte.

"En esta casa solo viven sombras y chirridos y gruñidos. Así que calma a tu imaginación alocada, Stiles". Me reprendia mentalmente.

Puse las manos a la obra con la limpieza; comencé barriendo los suelos de madera y limpiando el polvo de los muebles. Al poco tiempo ya me dolían los brazos, y mi nariz estaba tan llena de polvo que tosía a cada rato. Pero valía la pena. Ya había caído la noche cuando terminé con la cocina y la sala de estar.

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