Nos habíamos confesado el uno al otro, pero no entendíamos el porque no éramos pareja, Quizá aquel sentimiento no era tan fuerte como creíamos, quizá llevaba reprimido tanto tiempo que el confesarlo nos ayudo a superar el sentimiento, o quizá solo d...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Dos semanas habían transcurrido desde que nos confesamos y definitivamente nada había cambiado entre nosotros, seguíamos siendo mejores amigos, nos divertíamos como siempre, seguíamos como siempre con la única diferencia de que ya sabíamos lo que sentía el uno por el otro, pero eso no afecto nuestra amistad y eso fue lo que me alegro y me tranquilizó.
Ahora nos encontrábamos en mi casa con nuestras familias, era viernes en la noche y era la hora familiar y así como Felix y yo nos hicimos inseparables nuestras familias también.
Lo mejor era que nuestros padres sabían lo que sentíamos el uno por el otro así que no teníamos miedo a que lo descubrieran, al contrario, ellos nos apoyarían y no hablarían del tema a menos de que nosotros lo hagamos.
La noche era divertida, llena de locuras, risas y momentos felices como lo era cualquier noche del viernes, pero cada noche era especial, para nosotros era especial, como si fuera la primera vez que nos reuniéramos a esta hora a jugar y charlar con nuestras familias reunidas, para Felix y yo esas noches eran especiales.
—¿Jia, en donde esta? —Preguntó Felix buscando el juego en mi armario.
—Está ahí arriba, búscalo bien. —Me acerqué un poco para mirar donde se encontraba el juego —Está más a tu derecha.
—Ya lo encontré. —Lo cogió y lo sacó del armario.
—Listo ahora vamos.
Comencé a caminar hacia la puerta de mi habitación, pero no vi a Felix al lado mío.
—¿Sucede algo? —Me giré a verlo y seguía en el mismo lugar.
—Es extraño —Confesó de espaldas con la cabeza gacha.
—¿Qué es extraño?
—Lo que siento. —Se volteó a verme —Esto que siento por ti es extraño. No esperaba enamorarme de ti y mucho menos que tú me correspondieras.
—Lo sé, no estaba en nuestros planes enamorarnos del otro, pero creo que somos culpables de que sucediera —Dije sin moverme de mi puesto. —Pero creo que está bien, no estamos haciendo nada malo.
—Sí, creo que sí. —Miró el juego en sus manos y luego a mí —Aunque sigue siendo extraño, sabes que me gustas y sé que te gustó, pero, aun así, no somos pareja y tampoco me siento preparado para serlo.
—No te preocupes por eso Felix. —Traté de animarlo. —Que nos hayamos confesado no significa que estemos obligados a ser pareja.
—Tienes razón, no estamos obligados a ser pareja y tampoco a parecer una, pero siento la necesidad de besarte.
—Entonces hazlo, nadie más está viendo si eso es lo que te detiene. —No estaba segura el porqué de mis palabras, quizá quería lo mismo, pero no me atrevía a confesarlo.
—Estas equivocada si crees que eso me detiene.
Se acercó a mí con rapidez y junto sus labios con los míos sin dudarlo ni un segundo al igual que yo no dude en seguirle el beso, era lo que tanto esperaba y por fin estaba sucediendo, quizá no como lo imaginé, pero puedo asegurar que era mucho mejor.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
