Capítulo 1: Eldarya.

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Los pasos de los jefes de las guardias del Cuartel General se iban marcando en el suelo mojado de los terrenos del profundo bosque.
Unos pequeños niños que habían ido a atrapar familiares les dijeron que escucharon gritos provenientes del bosque, por lo que decidieron ir a investigar.
Estaban preocupados... sobre todo Nevra, que tenía un leve presentimiento de quién podía ser.

Llevaban ya más de cuatro horas caminando, cuando de repente Valkyon se detuvo, alertando a Nevra y Ezarel, que iban atentos a todo sonido y olor que pudiera rescatarse del lluvioso día.

-Creo que acabo de ver a alguien haya atrás...-. Su voz se fue acallando mientras poco a poco salía la persona detrás del gran árbol que tenían frente a ellos.

Prepararon sus armas para atacar si la situación lo requería. Y justo cuando la persona había salido por completo, un grito detrás de ellos se hizo presente.

Nevra dirigió su mirada a la mujer que había gritado. Su cara se transformó en auténtica sorpresa.

-¡¿Ericka?! -. Nevra intentó acercarse, pero Ericka ya estaba corriendo para atacar al hombre con el que Valkyon y Ezarel apenas iban a pelear.

Nevra no alcanzó a detenerla, corría más rápido que antes, y eso lo dejó en shock. ¿De verdad esa era la humana que hace un año había llegado a Eldarya?

-¡Ezarel, Valkyon, yo me encargo! -. Ericka no dio ni un segundo para dejarles hablar, cuando ya estaba frente a frente con el enemigo mortal de toda Eldarya. El bastón de madera mágica de Ericka fue cortado en dos antes de poder tocar a Ashkore.

La espada de Ashkore se dirigió sin apuro al cuello de Ericka, mientras que ella lo mantenía dentro de su red de maana, donde sus llamas de color blanco se hacían presentes para protegerla del peligro que Ashkore emanaba. Llamas que nadie más que ellos dos podían ver.

-Hola Ash, hace tiempo que no nos vemos. -. Ericka retrocedió un par de pasos, alejándose de la espada de su enemigo. -. Has perdido el toque, ¿pasó algo que te haya dejado así? -. La mirada celeste de Ericka se enfocó en su enemigo por primera vez después de meses persiguiendo a ese ser tan vengativo.

Ashkore la observó cuidadosamente dentro de la máscara que rara vez se quitaba.

Observó sus labios finos rosados, sus ojos celestes, idénticos a los de él, sin embargo, los de ella se veían dulces, amables, hermosos. Todo lo que él deseaba destruir.

Observó como las flamas se disipaban a su alrededor, y en los labios de su combatiente alcanzó a leer: "No es como quiero..."

Y en un susurro Ashkore terminó la frase. -Vencerte... -. Ashkore se alejó un poco de ella para luego lanzarle una daga que, aunque Ericka podría esquivar fácilmente, dejó que le rozara en la pierna, perdiendo la compostura y dejando que Ashkore escapara.

Nevra corrió lanzando un grito a su amiga para socorrerla, mientras que Valkyon susurraba algo como que mandaría a su equipo a revisar el bosque para buscar a Ashkore.

Ezarel se acercó a Nevra y a Ericka para colocarle un poco de pomada curativa en su herida.

-No debiste salir corriendo así, humana estúpida. -. El regaño de Ezarel la hizo reír, haciendo que Ez frunciera el ceño y empezara a soltar más insultos leves a la faery.

-Estúpido elfo, yo no soy... -. Ericka se detuvo antes de poder terminar la frase. No podía decirles que era un aengel, ya que el único que sabía su naturaleza única era Ashkore.

Durante los siguientes 20 minutos los jefes de la guardia Abstenta y la guardia Sombra ayudaron a la joven a llegar a su habitación para que se pusiera a descansar antes de ir a hablar con Miiko sobre su misión de un mes en las afueras de Eel.

Al estar sola en su habitación, sin ojos mirándola ni espiando su intimidad, empezó a desnudarse; hacía bastante tiempo que no utilizaba la ropa que siempre usaba: un body color crema, una falda azul de flores, un pequeño top azul y rosa, sus zapatos azules favoritos y su cinturón de alas preferido (un regalo especial de su familiar). Y luego de cambiarse se dispuso a sentarse en su escritorio y a sacar de su mochila el diario en el que escribió todo lo que pasó durante su mes fuera de Eel.

Algunos apuntes estaban manchados de sangre, algunas hojas estaban rotas y no se notaba lo que la tinta decía, pero Ericka logró reescribir todo en otra libreta, aunque eso le tomó cerca de dos horas en realizar.

Suspiró cansada llevando su mano a su cuello, para tomar entre sus dedos su collar. Lo acarició sutilmente, pensando en todo lo que estaba pasando y todo lo que faltaba por venir.

Todo por tener que fingir que seguía siendo una humana con un poco de maana fluyendo por sus venas.

Dejó su collar para acariciar su cabello y peinarlo con sus manos suavemente, mientras pensaba en todo lo que conllevaba ser "humana" en Eldarya.

Llevaba ya un año y un par de meses en ese mundo ya no tan desconocido, pero peligroso. Al llegar, fue todo un desastre, apareció en una sala enorme con un cristal que le llamaba la atención, nunca hubiera esperado que el cristal la eligiera a ella.

Tampoco esperaba que las mejores amistades surgirían con todos los jefes de la guardia. Y mucho menos que traicionaran su confianza.

Pasó por mucho aún siendo una joven de no más de 25 años, porque nunca les había soltado su información personal.

Delicadamente se levantó de la silla y llamó a Racta, su familiar, para que se acostara con ella en la esponjosa cama.

-Hola bebé, lamento no haberte llevado conmigo a la misión. -. El Minaloo la olfateó y empezó a lamerle la cara, chillando de emoción por saber que su dueña había vuelto sana y salva de donde quiera que había ido. – Te conseguí bastante comida mi amor. Y un par de juguetes para que puedas distraerte, pequeño. -Lo acarició hasta que su familiar se quedó totalmente dormido y acurrucado a su lado.

Ella levantó la mirada al techo mientras se recostaba de una manera que no molestara a su pequeño Racta, que ya no era tan pequeño, puesto que estaba con ella desde que logró ganar un costal y dentro de él se encontraba el huevo de Racta.

Pensó en todo lo que había hecho y sobre todo pensó en ella. Pensó en cómo había peleado anteriormente contra Ashkore, en cómo sentía la adrenalina subir por su cuerpo hasta parar en su corazón, haciendo que se emocionara por pelear contra él.

Pensó en la misión, en lo doloroso que había sido partir sola, sin nadie acompañándola en el camino tan difícil y desconocido de las afueras de Eel, más lejos de la tierra de Jade y aún más lejos de la Isla Memoria. Una tierra desierta, llena de lugares y seres peligrosos.

Y también pensó en ella como "humana", y en ella enamorada de su peor enemigo: Lance.

Para que sea míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora