Como dijo Sócrates: "Las verdaderas batallas se libran en el interior"
Es por eso que todos luchamos batallas internas que nadie se imagina y las más ingenuas sonrisas esconden grandes secretos, por lo que la vida de las personas no es tan perfecta...
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La alarma sonó repentinamente haciéndolo despertarse escarpado, dió una ojeada al reloj sobre la mesa de noche al lado de su cama; eran las 7:00 AM. Harris se levantó frotando sus ojos tratando de enfocarse en el camino hacia el cuarto de baño. Posó su cuerpo frente al lavabo y abrió la llave del mismo; metió sus manos juntandolas haciendo una especie de cuenco una vez el agua empezó a salir. Lavó su cara para despejarse del sueño y luego se dió vuelta para abrir la puerta de la ducha, giró la manilla de la misma dejando caer sus pantalones en el piso del baño y metió su cuerpo firme y formado debajo del agua caliente la cual tocó suavemente su piel dorada.
Después de cinco minutos en la ducha se posa nuevamente frente al espejo del lavabo tomando su cepillo de dientes colocándole crema dental y llevándolo al interior de su boca. Ya una vez terminó, expulsó la mezcla espumosa dejando que se fuera lentamente con el agua del lavabo y enjuagó su boca rápidamente.
Salió del baño con dirección hacia su habitación, busca en el armario su uniforme y comienza a vestirse antes de que se le haga tarde. Tomó un calzoncillo del cajón de la cómoda y se los coloco siguiendo con sus caquis y una camisa de mangas largas color blanco, amarrando después el nudo de su corbata roja a rayas, terminando entonces con el chaleco y el jaquet negro sobre su camisa, para completar su uniforme; por último calzó sus zapatos negros y se dispuso a bajar tomando su mochila del pequeño mueble de la esquina de su habitación.
Bajó la escaleras con apuro, eran ya las 7:37 y aún debía tomar el autobús para la escuela. No sé preocupó en desayunar, pues compraría algo de comer una vez llegara a la escuela. Salió de casa y dió paso firme a la parada de autobuses dónde no tardó mucho tiempo. Después de unos ocho minutos de viaje, bajó en la parada ubicada a una cuadra del instituto, terminando a pie su recorrido hasta el colegio.
Harris estaba muy ansioso, al fin hablaría con Jordan y este le explicaría todo el que pasó en el restaurante el viernes pasado y por qué había estado tan distante con el todo el fin de semana, saliendo de sus pensamientos; se encontró por fin frente al gran colegio.
El instituto era un edificio grande con paredes de ladrillo, poseía muchas ventanas rectangulares que adornaban el pintoresco diseño moderno. A las afueras de este, existían cuatro bancos, dos de cada lado de la propiedad muy cerca de las escaleras de la entrada.
El edificio constaba de tres pisos. En el primer piso se encontraban varias aulas, así como la cafetería y el gimnasio, además de la entrada al campo donde suelen prácticar las porristas y el equipo de fútbol además poseía un auditorio para el club de teatro. En el tercero, la institución contaba con tres laboratorios de química, dos salones de actividades extracurriculares para ajedrez, artes plásticas. Mientras que en el segundo piso, se encontraban las aulas restantes, así como la biblioteca, lugar en el que Harris había quedado de verse con Jordan ese día.
