«Un secuestro fallido»
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En una habitación oscura se escucha un fuerte golpe, seguido de un quejido ahogado por un trozo de tela. Zenitsu no comprendía que hacía ahí, amarrado a esa silla oxidada, recibiendo una paliza por un hombre corpulento vestido enteramente de negro. Hacía unas horas solo era un chico que asistía a la universidad, que estaba dando todo de sí por seguir adelante, ignorando las retorcidas enseñanzas de su abuelo o de su insoportable hermano mayor.
"¿Acaso...?"
De su nariz un hilo de sangre empezaba a descender, uno de sus ojos estaba morado, el único moretón que no se veía preocupante. Le dolía el cuerpo, especialmente sus manos, de las que empezaron a salir heridas punzantes por la fuerza de aquella cuerda metálica en sus muñecas. Quería llorar, pero estaba muy aterrado como para ello, además que podría ocasionar que aquel hombre que parecía carecer de gran paciencia se enojara aún más de lo que estaba. Ya tenía suficiente con aquellas heridas que no sabría cómo ocultar al día siguiente. Lo único que podía hacer era quedarse esperando, mientras seguía siendo abusado brutalmente, pero al menos vivo.
—Menuda mierda, sigues sin hablar —aquel desconocido sostiene su rostro con fiereza, a la vez que le quita aquel trapo viejo que le impedía poder hablar—. ¿Aún eres reacio a soltar toda la información?
—¡Yo ya le dije que no sé de que habla!— Zenitsu estaba tan desesperado que trató de disuadirlo—¡Debe haberse equivocado de persona!
—¿Acaso existe alguien más que se llame 'Zenitsu' con un color de pelo tan llamativo?— le escupe en la cara, seguido de un nuevo puñetazo— Deja de fingir, mira que estoy siendo amable contigo.Tenía mucho miedo, sabía qué iba a pasarle. Solo podía rezar a que aquel estúpido se apresurara en buscarlo.
Esta vez, el hombre buscó en la maleta que tenía en una esquina de aquella habitación. Rebusca furioso, el sonido de objetos golpeándose violentamente unos con otros provocaba un malestar en el rubio, le dolían los oídos. Finalmente, aquel hombre parece que encuentra lo que estaba buscando, sonríe complacido. Era unas pinzas grandes de metal, y si podía ver bien, tenían manchas marrones en ellas, a lo que podía intuir que era sangre seca. Zenitsu empezó a llorar cuando vio que el tipo reía mientras acercaba el objeto a uno de sus dedos.
—Ya que no quieres decirme nada, voy a tener que ser un poco rudo contigo— una sonrisa maquiavélica, desquiciada—. Voy a romper esos delgados dedos que tienes, y luego te los quitaré uno por uno, ¿cómo suena la idea?
Zenitsu quería que la pesadilla acabase, enserio iba a morir ahí a ese paso. Pensó en sus amigos, que de seguro estaban pasando sus días cómodamente mientras el futuro les abría paso; su abuelo, a quien lo quería pese a haberse enojado con él por abandonar la tradición familiar... en aquel burdeo estúpido con quien salía. Veía su vida pasar ante sus ojos, su alma dejando su cuerpo.
Sintió que las fuerzas se le iban y, ya no pudiendo con tanto estrés, colapsó en la silla que lo mantenía aprisionado. El hombre se extrañó por esa reacción tan ridícula, lo volvió a golpear para estar seguro. Y en efecto: se había desmayado por el miedo. Volvió a golpearlo, con más fuerza, a ver si algo nuevo pasaba, pero nada más que silencio. Ya más que molesto, pateó al chico, con tanta brutalidad que tanto él como la silla cayeron al otro extremo de la habitación.
¿Tan debilucho era Zenitsu Agatsuma? Era patético, sólo un mocoso debilucho y asustadizo. No valía la pena dejarlo con vida... o quizás, podría volverlo un rehén, escuchó el aprecio que le tenía uno de los ejecutivos de la mafia con la que su jefe estaban en constante disputa. No estaría mal...
—Oye, bastardo.
No hubo tiempo para reacciones, el hombre recibió un golpe directo en la cara, pudo escuchar como algo se rompía en su boca, haciendo que escupiera sangre en el suelo. Intentó levantarse, buscando quien le había atacado, no había forma de que alguien llegara tan rápido a rescatar a ese mocoso. Cuál fue su sorpresa en medio de su aturdimiento que, aquel rubio golpeado, dejó caer uno de los objetos pesados que tenía en su maleta directo en su mano, haciendo que por inercia gritara del dolor.
—Dejaste mi cara un asco, no grites— esta vez golpea su pierna con el doble de fuerza que la anterior, sobando su oído con molestia—. Odio la gente ruidosa, carajo. ¿No podías ser más sutil?
Zenitsu se pone a la altura del muy malherido hombre. Aquel sujeto pudo ver bien que los ojos de aquel chico estaban cerrados, pero por la expresión de sus pobladas cejas, estaba más que fastidiado. En efecto, de su bolsillo sacó unas tijeras, mientras que lo 'miraba', atento a cualquier reacción.
—Iba a esperar a que me desataras o algo así, pero fuiste lo suficientemente idiota como para lanzarme cerca de tus mugrosas herramientas— acerca el objeto a su dedo— ¿No habías dicho que me ibas a sacar los dedos uno por uno? Yo también quiero probar, ¿te parece?
El sonido de la puerta abriéndose interrumpe a Zenitsu, quien por instinto, ahora apunta con las tijeras hacia quien hizo su repentina aparición. El sonido del gatillo siendo apretado más los sesos de aquel hombre explotar cerca suyo pudieron darle indicios que quien fuese, era un posible aliado. Pero solo las bajó al escuchar aquel sonido tan relajante acercarse a él para abrazarlo. Era Tanjiro, se había apresurado en venir a salvarlo.
—Oh mierda, Zenitsu, ¿estás bien?— el Kamado observa muy preocupado el estado del rubio.
—Hubiera estado mejor si no te hubieses demorado tanto, estúpido—golpea suavemente en su pecho—. No, para empezar, no hubiera tenido que pasar por todo esto si fueses más cuidadoso, ¿sabes?
—Lo siento, lo siento...
—No quiero escusas, Tanjiro— le reprocha molesto—. Estaba muy aterrado, casi me matan por tu culpa, no puedo creer que me haya enamorado de alguien tan problemático como tú.
—Tampoco es que seas débil, menos siendo el nieto de un famoso asesino a sueldo.En efecto, ese era Zenitsu Agatsuma. Un ex aprendiz de un sicario quien buscaba una buena vida, pero que para su mala suerte se terminó enamorando de alguien igual o peligroso que él. Suspiró exhausto, dejándose cargar por el mafioso que le arropaba con su abrigo. Estaba muy cansado como para discutir de su falta de discreción como pareja. Porque sí, podría ser un magnífico novio y todo, pero era tan meloso que hacía llamar la atención de todos, bajo mundo incluido.
—Más te vale silenciar todo este alboroto para cuando despierte—se acurruca en su pecho, permitiendo escuchar sus latidos—. Me falta muy poco para graduarme y no quiero tener nada que ver con la mafia hasta entonces.
—¿De mi tampoco?
—Tu eres la excepción, Nezuko también. Solo haz tu trabajo como ejecutivo, ¿si?
—Lo que desees.Enserio, Zenitsu se preguntaba de quién mierda se había enamorado.
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Mañana es el último día, el de hoy deja una pequeña (pequeñísima) idea de qué pienso hacer jsjs.
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❀Tanzen week 2020✿
RomansaYo también quiero aportar algo... Aunque sea casi un mes tarde. (luego cambio la portada)