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Micro fic o HC(?) Con diferentes temas de diferentes días(?) 

Día 1: aftercare Sub Dom + Slice of Life
Día 4: Fear
Día 8: Shibari
Día 9: Foot fetish
Día 17: Lingerie
Día 18: switch dom/sub(?) + Pro héroes - living together
Día 26 Hurt-comfort(?)

Me avisan qué les parece o si debo corregir algo porfa
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Llevaban cinco años casados y con el tiempo Bakugou había descubierto que su esposo tenía ciertos kinks.

Shouto los trató de esconder lo más que pudo. Lo logró por varios años, sin embargo, cuando sin querer, el rubio descubrió en el casillero que Shouto usaba en el trabajo, unas pantimedias de encaje negro y averiguó los usos de la cuerda roja anudada que encontró junto a ellas, decidió acorralar a Shouto hasta hacerlo confesar.

Claro que durante estos años de matrimonio, había notado cómo a su marido se le iban los ojos en las vitrinas de zapatos de mujer y que la lencería en fotos de revistas o internet llamaban su atención, sin embargo, siempre había ignorado la pequeña punzada de celos que estas conductas le podían ocasionar, ya que les había prestado la suficiente atención como para distinguir que Shouto no parecía atraído hacia las mujeres que los usaban, si no, que su interés simplemente se centraba en los ítems en sí.

Shouto siempre había sido peculiar, ese era uno de los motivos por los que se había enamorado de él. Era un bicho raro al que no acababa de descifrar, aún así, no dejaría que este aspecto en particular le produjese más dudas, por lo que, en su día libre, después de almorzar y antes de acomodarse en el sofá para ver alguna película abrazados, se encerró con él en la habitación, le ordenó sentarse en la cama y de pie frente a él le interrogó sobre la cuerda roja y las pantimedias que sostenía con una mano mientras la otra descansaba en su cadera. Una pose similar a la que su madre usaba cuando era un niño para regañarle, aunque Katsuki jamás lo admitiría.

El rostro de Shouto palideció y por un segundo, mostró una expresión de miedo como nunca antes le había visto, al instante, bajó el rostro hacia el suelo y se encogió sobre sí mismo, presionando en puños primero el cubrecama a sus costados y luego llevando las manos a las rodillas para estrujar el pantalón holgado que usaba en casa.

A cada pregunta, los nudillos se le hacían más blancos por la presión, el aire de la habitación se iba enfriando y era un logro arrancarle alguna palabra de respuesta. Después de unos minutos de difícil interrogatorio y algo de chantaje, Katsuki obtuvo la verdad, o las palabras que se podían considerar una.

Shouto confesó que le interesaban algunos tacones por cómo se veían, que había comprado esas pantimedias online y que usaba la cuerda para practicar shibari, algo que le gustaba tanto, que a veces le había mentido respecto a ir a visitar a su madre y hermanos, yendo en su lugar, a tomar cursos sobre eso, seminarios prácticos, talleres sobre shibari y practicaba a escondidas, por último, que una de sus mayores fantasías era ver a Katsuki usando lencería.

Cuando terminó su confesión, Shouto temblaba como una hoja y se cubría el rostro pálido con ambas manos. Era más que obvio que estaba aterrado más que avergonzado. Quizá temía que lo rechazara por esto o hasta algo peor.

Katsuki simplemente lo miró en silencio hasta que Shouto sin atreverse a mirarle a la cara, le tomó la diestra con ambas manos frías y susurró un entrecortado -No me dejes por favor-

El estómago del rubio dió un vuelco.

-No lo haré- dijo claramente y observó cómo los hombros de su esposo se relajaron mientras unas gotas cristalinas humedecieron el piso. Aún no le miraba.

-¿Por qué no me lo dijiste?- preguntó el rubio con el tono más suave y conciliador que pudo emitir.

-Lo siento... Tú... Eres...  demasiado bueno para mí- dijo con voz aún más ahogada y dió un pequeño apretón a la mano de Katsuki que luego liberó con inseguridad.

Katsuki sabía las razones por las que se lo pudo haber escondido, pero también se sentía un poco molesto porque, aún con estos años juntos, Shouto había creído apropiado mentirle y esconderle algo, lo que sea, a él.

Quizá no le había dado la suficiente confianza, quizá por descuido no había creado la oportunidad para hablar sobre eso, aún habiéndolo notado más de una vez ¿Por qué no le  interrogó entonces? No estaba seguro, pero lo tomó en parte como una falla propia. Una mancha en su impecable desempeño de esposo. Algo que debía solucionar y lo haría.

Era claro que no sabía lo suficiente sobre BDSM, lencería, tacones o mucho menos shibari en ese momento, pero la próxima vez que tocaran el tema, estaba seguro que podría darle una cátedra a su esposo y aunque fuese él, el que terminara amarrado, Katsuki tomaría el control del asunto en sus manos. Era cuestión de orgullo personal ahora. Si había escogido a Shouto como su esposo por su singular forma de ser, se haría completamente responsable por su elección.

TodoBakumonth [Microfics y HCs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora