Capítulo 3: Rise up Dead Men

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Charlie removió un poco su cabeza sobre el respaldo del sillón en el cual había pasado la noche, sintiendo como un leve dolor se hacía presente en su cuello como remanente de dormir en una posición incómoda, estirándose y tallando un poco sus ojos en el proceso, se sobresaltó al percatarse que la habitación había empezado a ser invadida por las tonalidades azules del amanecer y que la cama estaba completamente vacía y perfectamente hecha, haciendo que se levantará de forma casi automática.

— ¿Hola? Al...– Charlie preguntó apenas en un hilo de voz, observó que las pertenencias de éste seguían en la mesa de noche, que se ubicada a un costado de la cama, entre ellos su cuchillo y rifle, a excepción de los anteojos, cosa que le daba a entender que aún seguía en el hotel. Al no conseguir respuesta decidió salir de la habitación dando pasos rápidos mientras el sonido que estos generaban era amortiguado por la alfombra, no sería bueno que alguien más lo encontrará merodeando por los alrededores, sobre todo Vaggie...

La personalidad desconfiada de Vaggie la alertó el instante que atravesó la puerta con él a cuestas, y algo similar había sucedido con Husk, pero este último permaneció en su actitud desentendida, aunque observadora. En cierta forma entendía a ambos, además de ser un completo desconocido había una ligera posibilidad de que estuviese infectado, pero ella no se sintió capaz de dejarlo en su estado. Aunque debe darle crédito al instinto de Vaggie después de todo ella le había abierto las puertas del hotel a un sociópata asesino en serie... Lo supo desde que escuchó su voz, se trataba del "Demonio Radio".

Ella y Niffty se habían sido las responsables de tratar las heridas que había cauterizando de forma agresiva debido a la rápida pérdida de sangre que presentaba en ese momento, recibiendo instrucciones básicas de Husk el cual le dijo que no creía que logrará sobrevivir al ver el alto riesgo de infección. Las horas siguientes a su llegada ella fue la encargada de su cuidado, debido a la posibilidad de que fuese un infectado, cosa que fue descartada aliviándola, los días continuos a ese él presentó fuertes fiebres las cuales trataba con compresas de agua fría y los pocos antibióticos con los que contaba el hotel, fueron semanas donde él apenas se había podido mantener consciente.

Se ruborizó un poco y llevando una de sus manos a sus mejillas tratando de disipar el calor que se formaba en ella, al recordar como ella y Ángel se habían encargado de retirar sus ropas y limpiar las heridas sobre el cuerpo de este, durante esos momentos ella trataba de no prestarle atención a los atributos físicos del castaño, aunque le era difícil ignorar la piel trigueña su complexión delgada con una musculatura un tanto marcada, y las ahora decenas de cicatrices que cubrían su piel.

Y sobre todo aquel comentario de Ángel hizo mientras se encargaba de retirar el resto de la ropa inferior «¡Oh por Dios! ¡Mira el tamaño de ese pitó!» ahora esa exclamación rondaba su cabeza de forma traviesa y feroz, y la tentaba a dar un ojo cada vez que limpiaba las cicatrices del castaño.

Un suave sonido de música proveniente de la cocina le alertó encaminando sus pasos hacia ella, aún faltaba un rato para que Niffty empezará a cocinar y sobre todo por que pudo oír toda la noche el ligero sonido de un bolígrafo golpeteando y deslizándose por el papel provenientes de la habitación de ella, señal que había tenido una noche productiva según sus estándares creativos.

Se detuvo algunos cuantos pasos de la puerta que le daba acceso a la cocina cuando escuchó la melodiosa voz de Al entonar la canción que al parecer el radio estaba reproducido...

— No quiero prender fuego al mundo, Sólo quiero encender una llama en tu corazón – Charlie no supo cuál era la razón por la cual se detuvo y dudo entrar a la cocina, lo único que sabía era que deseaba seguir escuchándolo cantar.

— En mi corazón sólo tengo un deseo, Y ese eres tú, Ningún otro lo hará – sus dedos involuntariamente empezaron a marcar el ritmo de la canción con un ligero toque contra su pierna, mientras su corazón era llenado con una peculiar calidez, y deseos de cantar.

Days Gone [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora