Tradición | MDZS Omegaverse

IV. Confusión.

Wei WuXian no salió de su habitación en los siguientes tres días, incluso había comenzado a preocupar a los demás, puesto que ni siquiera hacia el más mínimo ruido como en otras ocasiones. 

Jiang FengMian y Madam Yu no se dirigían la palabra, habían discutido luego del castigo a Wei WuXian y si ya desde antes no solían ser cercanos, ahora menos. FengMian sostenía que Madam Yu ya no tenía absoluto derecho a castigar a Wei WuXian de tal forma, en todo caso, siendo ahora un joven comprometido y a nada de unirse en matrimonio, debió ser el propio Alfa quien determinara un castigo hacia él y sabía que Lan WangJi no iba a atreverse a hacer algo contra Wei Ying. 

Antes de aceptar el compromiso, se aseguró de que su sobrino estuviera en buenas manos, de otra forma él hubiera sido el primero en oponerse. Sin embargo, no iba a negar que le costaba pensar que pronto ese niño que él había visto crecer y había cuidado tanto, dejaría de estar correteando a su hijo en Yunmeng, ya no saldría a pescar o cazar faisanes en los alrededores y tampoco derribaría cometas con los más jóvenes. 

Pronto, su pequeño Wei Ying se casaría y a pesar de que ya tenía veintiún años, para FengMian seguía siendo un niño pequeño. 

La mayoría de Omegas ya estaban casados a esa edad, ya tenían hijos que debían cuidar y no andaban por ahí yéndose a beber para luego escaparse a las aguas de Yunmeng a sacar todas las vainas de loto posibles y darse un festín... era algo casi inconcebible. Sus esposos apenas y los dejaban salir de sus casas bajo el argumento de querer protegerlos, o como a Wei WuXian le gustaba decir, controlarlos. Y esto no lo decía solo para causar revuelo, pues los Omegas debían servirles para todo a sus parejas, ser buenos esposos, atender el hogar y la familia y hacer todo lo que se les dijera. 

FengMian no quería eso para su pequeño A-Xian y las palabras de Jiang Cheng queriendo convencerlo de que no había sido una buena idea se incrustaban en su mente. 

Pensaba que por lo menos Lan WangJi había tenido ya bastante tiempo para asimilar lo que ocurriría y alguien con su seriedad y madurez podría afrontar cualquier cosa, después de todo, también lo estaba haciendo por su padre. Pero Wei Ying no era Lan Zhan y había sido una imprudencia de su parte el obligarlo de tal forma y acordar decírselo faltando tan poco tiempo solo para que no pudiera escaparse fácilmente. 

Había estado mandando cartas a Lanling Jin, cartas diferentes a las que sus hijos habían enviado ya, y si a FengMian no le fallaban los cálculos, su hija debía estar por llegar ese mismo día al Muelle de Loto. Tal vez, con ella ahí, sentiría paz finalmente y sabría qué hacer. 

Observó varias veces a su hijo, Jiang Cheng, quien siempre estaba solo hasta que Wei WuXian llegó cuando eran unos niños. En un principio dejó ver su clara molestia por no haberle dicho nada, estaba casi tan inconforme y enojado como el prometido. Pero con la llegada de los Lan, su molestia pareció apaciguarse poco a poco. Aunque su deseo de ayudar a Wei Ying seguía presente, Jiang Cheng ya no estaba todo el tiempo con A-Xian, sino que había encontrado otra persona: Lan XiChen. Cosa bastante curiosa. A Jiang FengMian le agradaba esto, no iba a mentir, incluso se enorgullecía de ver la buena relación que estaba formándose y pensando a futuro, le tranquilizaba que su hijo pudiera tener como un aliado o incluso un amigo al primer jade.

Ambos jóvenes Alfas, uno con el emblema del loto y otro con el de las nubes, causaban admiración en todos los que los observaban caminando de un lado a otro por el muelle. 

Jiang Cheng sonreía interiormente cuando estaban juntos, Lan XiChen siempre le había parecido alguien sumamente interesante, lo respetaba como cultivador y las pocas veces que llegó a convivir con él por mera casualidad fue solo por la relación entre sus sectas y los festejos de otras a las que habían sido invitados. Solo Wei WuXian y otro de sus amigos, el hermano del líder de Qinghe, Nie HuaiSang, sabían lo que él sentía en realidad por el primer jade.