Capitulo 94: Era mi turno

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     Pov Natalia:

     Kendall me ayudó a subir las escaleras pero...

     - Puedo yo sola, no hace falta que me ayudes en serio ¡ay!

     Kendall - Nat, serás muy fuerte pero ahora... - Me cogió en brazos, como si fuera una niña pequeña que su padre la llevaba a la cama, pues igual.

     - ¿Kendall?

     Kendall - ¿Si?

     - ¿Sabes que me estás haciendo daño?

     Kendall - Lo siento no era mi intención - Me dejó en el suelo, con mucho cuidado, y me giré para mirarle a sus ojos que me habían enamorado.

     - No importa, pero ahora tendrás cuidado conmigo.

     Kendall - ¿Cómo Logan con Susana?

     - ¡No! Por favor, jajaj ¿Qué harán? - Se le dibujó una sonrisa pícara, sabía que eso quería decir "vamos a ver". Fuimos muy sigilosos hasta su cuarto - Que raro, no se oye nada jajaj.

     Kendall - ¿Nos habrán oído?

     - Espera - Intenté abrir al puerta pero estaba cerrada con cerrojo.

     Kendall - Pues esto significa que nos quedamos con la intriga.

     - ¿Estás seguro? - Le miré, puse mis brazos alrededor de su cuello y le empecé a besar. Me cogió sin parar de besarme, y me llevó hasta mi cuarto. Me apoyó en la cama, con mucho cuidado, me empezó a quitar la ropa poco a poco.

     Kendall - Nat ¿sabes qué?

     - ¿Qué?

     Kendall - Tienes aquí otro golpe - Me señaló la zona de las costillas.

     - ¿En serio? Que pena que no esté James para que me lo cure jajaj.

     Kendall - ¿Puedo intentar curarlo yo o llamo a James?

     - Te dejo que me lo cures pero como me hagas daño llamo a James jajaj - Me empezó a besar en la zona del golpe, me dolía pero era un dolor agradable - Voy a llamar a James...

     Kendall - Aún no he terminado...

     - Te doy... - Me calló con un beso. Le quité la camiseta.

     Kendall - ¿Qué me das?

     - Calla y bésame, no pares nunca, no pares nunca de besarme, esa es mi medicina.

     Kendall - Mi medicina eres tu así que nunca te vayas, te quiero - Y me siguió besándome, no se si despertamos a Susana o a Logan, por una parte se lo merecían después de unas cuantas noches en las que ellos nos despertaban... Era nuestro turno...  

Tres mosqueteras y cuatro dragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora