Capítulo uno: ¿Por qué ahora?

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Cinco años más tarde

—Alexander, cielo, por favor, despierta o si no se nos hará tarde.

Gulf se encontraba en la habitación de su pequeño frotando en círculos la espalda del mismo hasta que el niño empezó a dar señales de despertar.

—Papi... Tengo sueño...

El niño habló mientras se sentaba lentamente en la cama y se frotaba un ojo sin siquiera abrir los dos.

—Lo sé cariño pero tenemos que apresurarnos si queremos que llegues pronto a la escuela.

—¿Escuela?

—Sí, mi amor, además es probable que Nozomi ya esté abajo esperando por ti.

Al escuchar el nombre de la niña, el pequeño Alexander despertó por completo y vio con sus ojos negros y sagaces a su papá.

—¿En serio?

Gulf asintió e hizo una cara triste fingida.

—Creo que si no vas a la escuela ella se podrá triste.

El pequeño puso una cara de preocupación extrema y colocó una de sus pequeñas manos sobre el brazo de su papi.

—Papi, no puedo dejar que Nozo se ponga triste.

—Entonces hay que apurarnos.

El pequeño asintió y dejó que su papá lo cargara hasta el baño, ahí los dos se dieron un baño rápido y mientras Gulf escogía algo de ropa para su hijo, el pequeño intentaba como podía el secar su cabello. Tuvieron que pasar cerca de veinte minutos para que estuvieran listos los dos y bajaran a la pequeña cafetería-restaurante de la que era dueño Gulf. Como aún era muy temprano, el mayor no se molestó en arreglar nada del lugar y se apresuró a abrir la puerta para las personas que esperaban con paciencia afuera.

—Lo siento, Win, Alexander no quería despertar.

El mencionado negó con la cabeza.

—Está bien, no esperamos por mucho rato ¿verdad, Nozomi?

La pequeña a su lado asintió.

—Así es.

Gulf sonrió a la pequeña y se puso de cuclillas para besar su mejilla aspirándola.

—Buenos días pequeña.

La niña lo abrazó por el cuello.

—Buenos días, papi Gulf, ¿dónde está..?

—¿Alexander?

La niña asintió sonriendo.

—Él está por la barra, tomando un poco de leche, te dejé un vaso para ti también.

—Gracias, papi Gulf.

Y con eso, la niña se fue corriendo hasta donde el omega le indicó.

—Esos dos no pueden vivir sin el otro.

Mencionó Win mientras se cruzaba de brazos y sonreía a la vista que tenía de su pequeña y el otro niño.

—Lo sé, de no ser porque mencioné a Nozomi, estoy seguro de que Alexander no se hubiera levantado. —Dijo Gulf levantándose del suelo y causando una carcajada en el otro omega.

—¿Qué eso no pasa siempre?

—Tienes razón.

Ahora los dos rieron suavemente mientras se adentraban en el recinto, ya adentro, justo por la barra, se encontraban los dos niños platicando de quién sabe qué animadamente y pararon cuando los dos omegas se acercaron.

Hold Me TightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora