C A P Í T U L O | 0.2

661 12 4
                                    

C A P Í T U L O | 0

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

C A P Í T U L O | 0.2

Elodie.

Un año después.

Hoy es mi cumpleaños número veinte, como cada año es especial. Cumplir al lado de mi familia significa que he pasado otros 365 días sin ser descubierta.

Una gota más de esperanza hacia una vida todo lo normal que me puedo permitir.

Como regalo, mis padres me han dejado el día libre, sin clases de magia, sin tareas, lo que significa pasar muchas horas en mi escondite personal. La cueva cerca de la frontera con Noctis, donde me dedico a curar animales malheridos, producto de las criaturas oscuras, a germinar flores exóticas y a recolectar hongos negros.

La cueva donde hace un año llevé al Fae oscuro, salvándole la vida. Desde ese día no he dejado de sentir temor, pensando que en cualquier momento me lo encontraría en la puerta de mi hogar, reclamándome para su Rey, dándole muerte a mi familia por ocultarme.

Pero eso no ha pasado, y un año después aún no dejo de pensar en él; mis sueños le pertenecen desde el momento en que lo toqué y aprecié su rostro. A veces sueño con esos ojos de tempestad buscándome por el mundo entero; en otras, sus manos fuertes me tocan de forma íntima, dejándome un sabor amargo cuando me despierto en soledad.

A veces pienso en cómo nuestra magia pareció responder, entrelazarse al igual que una unidad; a veces lo olvido por varios días, pero vuelvo a recaer en el recuerdo. Me pregunto si este es el sabor de la obsesión.

O si solo es un capricho por algo que no puedo tener.

Sonrío ante el rumbo de mis pensamientos, sacudo la cabeza, deseando que con el movimiento mi mente se despeje. No funciona del todo; el resto del camino a la cueva me la paso fantaseando escenarios ridículos que escapan de mi control.

Me encuentro tan distraída que no capto la esencia en el aire, hasta que me topo de bruces con la entrada de la cueva, y cuatro hombres saliendo de ella. Solo me basta una mirada a las armaduras, el cuervo y la rosa en la pechera oscura, para darme cuenta de que son soldados de Ónix, recolectores de Reparadoras.

Me lanzo al suelo sin pensarlo, manteniéndome oculta entre la maleza de color ocre, siento los latidos de mi corazón bombeando con fuerza, las manos esqueléticas del miedo recorriéndome la columna vertebral. Soldados del oscuro en mi refugio, analizando las pocas pertenencias que tengo dentro; él los ha enviado.

Es el único pensamiento que hace eco en mi mente, lo único que puedo escuchar a través del palpitar furioso en mi caja torácica.

Mi familia.

La voz de la razón me susurra esas dos palabras al oído, dos palabras más que suficientes para hacerme analizar la dirección del viento, dándome cuenta de que está a favor. Me levanto con rapidez echando a correr en dirección a mi casa.

Cautivada Por La Oscuridad ©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora