______, hermana melliza del Príncipe Vegeta, inexplicablemente nació con un nivel de poder realmente bajo.
Una inesperada situación que obligo a que su padre, el rey Vegeta, mantuviera la existencia de su hija como un total misterio.
Cuando ya no er...
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—......Broly — mi voz sonó temblorosa y entrecortada.
Una sensación abrumadora de nostalgia y felicidad se apodera de mis emociones, formando un nudo en mi garganta que revela la intensidad de las cosas que había guardado durante tanto tiempo.
Ambos continuamos mirándonos, sin haber perdido la expresión de sorpresa. Cada detalle suyo, que pensé nunca volver a ver, cobra vida frente a mis ojos.
Estaba a punto de decir algo cuando, en ese instante, el señor Paragus aparece detrás de su hijo y se interpone entre nosotros.
—¡¿TÚ?! —exclama, mostrando la misma sorpresa que nosotros. En un movimiento repentino, me toma del brazo y me arrastró al interior de la habitación. Su impulso fue tan repentino que me tambaleé un poco cuando me soltó. Acto seguido, cierra las puertas, encerrándonos a los tres —¡Más vale que tengas una explicación muy buena para esto! — Su actitud cambia drásticamente, mostrándose verdaderamente enojado.
—Yo... — En ese momento, me resultaba difícil articular alguna respuesta, ya que aún no lograba superar mi propia impresión. Por unos segundos, desvié la mirada hacia Broly, quien no emitió ni una palabra, limitándose a apartar la mirada en otra dirección.
—¿Y bien? — insiste, mostrándose aún más impaciente por obtener una respuesta. En mi interior, solo pido que me dé un momento para asimilar mis repentinas emociones antes de responder.
—... Esto... no es tan simple de explicar. — No puedo creer que eso haya sido lo único que se me ocurrió decir. Por todos los cielos, no puede ser que me esté comportando así.
— No me vengas con excusas, quiero respuestas y las quiero ahora — dice con un tono más exaltado. Aún no logro encontrar las palabras adecuadas para explicar la situación. Mientras tanto, examino sus aspectos de pies a cabeza; a simple vista. En ese momento, se me ocurre una idea.
— No es el mejor momento para hablar, pero prometo explicarles todo — me acerco a la puerta, sin intenciones de marcharme, solo para recoger las armaduras que dejé fuera —. Será mejor que se vean más presentables, así que dense una ducha y pónganse esto — entregó a ambos su respectiva vestimenta — Salgan cuando estén listos. Yo estaré afuera.
Sin esperar alguna respuesta, me encaminó nuevamente hacia la puerta, pero esta vez con la intención de salir de la habitación. En los pasillos, me apoyo a un lado de la entrada y aguardo a que terminen de asearse y cambiarse. Esta pausa me brinda tiempo suficiente para asimilar la situación, ya que la conversación que tendremos será difícil.
Aparento estar de lo más normal, pero la verdad era que en mi interior tenía un remolino, colmado de pensamientos y emociones.
Aunque eso no me quitaba lo contenta y aliviada que estaba, esos años que pasaron habían acabado con casi todas mis esperanzas, así que el simple hecho de volver a verlos se sentía como un milagro.
